La capital mexicana quiere ser una 'ciudad santuario' para los deportados de EE.UU. por Trump
Históricamente, la Ciudad de México —conocida como Distrito Federal hasta la reforma política y que hoy se alza con una nueva Constitución local— ha sido el hogar de miles de migrantes de todas partes del país y del mundo.
El término 'chilango', de uso despectivo para hablar de quien venía de lejos a la ciudad, ahora es reivindicado con orgullo, pues casi no hay personas en la Ciudad de México cuya ascendencia no se remita a un lugar lejano.
Y es que a la capital mexicana llegaron refugiados de la Guerra Civil española en la década de los treinta. También arribaron a la ciudad los exiliados de las dictaduras del Cono Sur en las décadas de los sesenta, setenta y los perseguidos de las guerras de América Central en las dos décadas siguientes.
Durante la presentación del libro 'Migrantes en la Ciudad de México', que compila experiencias de migrantes del Caribe, Centroamérica, del interior del país y hasta una familia de Irak, los ponentes recalcaron que la ciudad tendrá en los próximos años un reto que ya ha enfrentado antes.
Ante las amenazas del presidente estadounidense, Donald Trump, sobre construir un muro para evitar el paso de migrantes a su país, y de un posible cambio de paradigma global en el tema migratorio, la capital tiene nuevas leyes locales en materia de hospitalidad para quienes retornen a México, sean mexicanos o extranjeros.
Marco Antonio Castillo, director de la Asamblea Popular de las Familias Migrantes, dijo en la presentación del libro: "El mundo está pasando por un nuevo periodo de deportaciones masivas no solo entre Estados Unidos y México sino a nivel global, por lo cual es urgente fortalecer el presupuesto para que encuentren albergues dignos para los migrantes que lleguen a la Ciudad de México".
"No puede ser que solo se les dé una pasta de dientes y un ticket y que sigan su camino", destacó.
El artículo 16 de la nueva Constitución avala la inclusión de grupos específicos de atención prioritaria, donde los derechos de los migrantes tendrán la protección de la ley y en los que, supuestamente, no serán criminalizados por su condición.
En presentación del libro "Migrantes en la Ciudad de México" pic.twitter.com/34SbLjQjA6
— Unión de Periodistas (@PeriodistasU) January 28, 2017
Además, Rosa Icela Rodríguez, titular de la Secretaría de Desarrollo Rural y Equidad con las Comunidades de la Ciudad de México (Sederec), dijo que además de dar refugio y asistencia junto con un seguro de desempleo durante los primeros meses, la capital mexicana dará certificados con validez oficial a quienes sean deportados y tengan conocimientos técnicos del campo y las fábricas para que puedan obtener un empleo.
"Son personas que llegan con la vida y sus planes rotos. Necesitarán atención psicosocial. La intención es que puedan hacer aquí un nuevo plan de vida", aseveró.
¿Y los pueblos originarios?
La Ciudad de México es conocida por tener un rostro progresista. Por eso no es sorpresivo que las recientes órdenes ejecutivas firmadas por Donald Trump de deportar a inmigrantes han causado una fuerte oposición.
Sin embargo, uno de los asistentes del público a la presentación del libro recalcó un pendiente de la Ciudad de México con las mismas poblaciones indígenas del país.
La propia Sederec reconoce que hay más de 400.000 personas indígenas en la capital. Estas personas enfrentan discriminación, falta de empleo y pobreza desde hace décadas, consigna la revista de periodismo de investigación 'Contralínea'.
En la presentación del 'Migrantes en la Ciudad de México', los ponentes recalcaron que quienes retornen por las deportaciones de Trump deben poder hacer uso de su propia lengua en la ciudad.
De acuerdo con 'Contralínea', en la capital mexicana habría, al menos, 33.796 hablantes de náhuatl, 13.259 de nu'saavi y 13.259 de hñahñú. 14 de cada 100 hablantes de estas lenguas no hablan español y encuentran dificultades para tener trabajo y educación.
En el propio libro, Paola Carballo Manuel, indígena popoluca originaria del estado Veracruz, relata los problemas que tienen los indígenas para buscar nuevas oportunidades en la capital.
"Fue muy difícil, porque vienes a enfrentarte a algo desconocido para ti, desde cruzar los semáforos, una lengua diferente, las costumbres, las raíces y las tradiciones". Y agrega: "Dejamos un poquito de nuestra raíz justo en nuestra tierra."
Al-Dabi Olvera