El teléfono de Adolf Hitler, el mismo con el que el líder nazi solía ordenar la muerte de millones de judíos y gritar sus últimas instrucciones cuando los rusos terminaron por acorralar en su búnker, saldrá a subasta. Todo un reclamo para fetichistas de la Historia. Se dice que Hitler viajó por todas partes con ese teléfono rojo. Sin embargo, quien quiera hacerse con él tendrá que desembolsar una cifra seguramente muy superior a las 400.000 libras (466.500 euros), que es su precio de salida.
Macabras llamadas
Entre las últimas llamadas que hizo a través de ese teléfono está una en la que ordenó la ejecución de su cuñado, el general Hermann Fegelein, como represalia por una traición. Desde ese teléfono también dictó a sus ayudantes las instrucciones necesarias para prender fuego a sus apartamentos una vez que él y su esposa, Eva Braun, se hubieran suicidado.
Varios años antes, muchas de las gestiones para la construcción de los campos de concentración donde morirían millones de judíos se habrían efectuado a través de ese mismo teléfono.
Una reliquia escondida
El teléfono lo encontró un oficial británico, el Brigadier Sir Ralph Rayner, al entrar en el bunker nazi poco después del suicidio de Hitler, en abril de 1945. Después de la guerra, se llevó el teléfono, que tenía grabada una esvástica y el nombre de Hitler, de vuelta al Reino Unido, bien escondido en su maleta y con muchas precauciones, ya que temía que lo acusaran de saqueo, algo que las tropas británicas tenían estrictamente prohibido bajo amenaza de juicio marcial. Antes de su muerte en 1977, Rayner legó el teléfono a su hijo, Ranulf Rayner, que ahora ha decidido venderlo con la esperanza de que se exhiba como un recordatorio de los terribles crímenes cometidos por los nazis.
Sin embargo, casas de subastas como Sotheby's y Christie's tienen una política interna que rechaza tratar con recuerdos nazis. Rayner dijo que el teléfono ha sido rechazado también por los museos británicos, incluso por el Museo Imperial de la Guerra. Por eso el teléfono está siendo subastado en los Estados Unidos por la casa Alexander Historical Auctions, del estado de Maryland a finales de este mes.