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¿Welcome to Tijuana? El último borde de México hacia EE.UU. tiene una crisis en ciernes

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Los históricos flujos migratorios entre México y EE.UU. podrían verse aún más complicados si se agudizan las políticas de detención y deportación de ciudadanos que intentan, por vía ilegal, tratar de llegar a territorio norteamericano.
¿Welcome to Tijuana? El último borde de México hacia EE.UU. tiene una crisis en ciernes

No son sólo mexicanos. La promesa del "american way of life" mueve a miles de inmigrantes que, si bien salen de México, han emprendido su travesía desde Centroamérica o el Caribe.

Así, México se ha convertido en un país de tránsito y salida ilegal de ciudadanos que, año tras año, convierten sus deseos de bienestar en mercancía de canje para los coyotes desde Tijuana hasta Tamaulipas. En lo que va de enero, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), ya ha reportado al menos 11 casos de personas desaparecidas o muertas en la costura común con EE.UU.

Sin embargo, hay un detalle que puede cambiar el histórico panorama de flujos migratorios en la zona: la política de Trump. Más allá que su antecesor, Barack Obama, se convirtiera en el presidente norteamericano que deportó mayor cantidad de mexicanos, con un récord de 3,4 millones, la amenaza de que se dificulte el paso a territorio estadounidense puede complicar la situación del lado que habla español.

Crisis en ciernes

Según un reportaje del NYT, si Trump recrudece la política migratoria, aumenta las deportaciones hacia México y se dificulta el flujo ilegal hacia EE.UU., "más abrumadas estarán las ciudades fronterizas". La sobrepoblación en el borde, además, esconde la posibilidad de que el país tenga que absorber a muchos de los inmigrantes de otros países que vean truncado su paso a Norteamérica.

"La forma en que México maneje esto será un aspecto preocupante. No creo que tenga la capacidad para absorberlo", declaró al NYT el representante de la OIM en ese país, Christopher Gaston. Esa misma organización estima que, anualmente, entre 400.000 a 500.000 intentan cruzar hacia EE.UU., de las cuales 90% provienen de naciones centroamericanas.

En Tijuana, uno de los puntos calientes de la inmigración ilegal, se ha agudizado un nuevo fenómeno propiciado por las decisiones tomadas por Obama antes de dejarle su cargo a Trump: la proliferación de ciudadanos haitianos en los ya copados albergues de la zona o que acampan en tiendas de campaña improvisadas, y que tenían la esperanza de ser acogidos en EE.UU. bajo la política de asilo humanitario anunciada tras el terremoto de 2010.

Pero a finales del año pasado, Obama dijo que endurecería las deportaciones a las personas provenientes de Haití con el propósito de frenar la oleada de gente de la isla caribeña, azotada recientemente por el huracán Mathew. Ese anuncio dejó a unos 2.000 haitianos en esa suerte de limbo que es Tijuana donde, refiere el cronista Juan Villoro, "la solución es insistir" para cruzar a EE.UU. porque "tarde o temprano, la marea se vuelve incontenible".

Reasentamiento suspendido

Otro de los nodos que puede escaldar la situación es la suspensión temporal, por parte de EE.UU., del programa de reasentamiento, que consiste en entrevistas a los migrantes quienes desean optar por una residencia norteamericana en calidad de refugiados.

Esa medida podría retrasar la admisión de las solicitudes pendientes y, por supuesto, dejar en incertidumbre a los que aún no han podido ser entrevistados. Al respecto, la OIM emitió un comunicado en el que exhorta al gobierno norteamericano a mantener las plazas de reasentamiento de refugiados para garantizar la protección de los inmigrantes.

"Creemos firmemente que los refugiados deben recibir el mismo trato en términos de protección, asistencia y oportunidades de reasentamiento, independientemente de su religión, nacionalidad o raza", agrega el texto.

Reunión en veremos

Una solución diplomática para prever el futuro es aún incierta. Este martes era que estaba en agenda una reunión entre Trump y el presidente de México, Enrique Peña Nieto, pero un tuit del primero le dio un portazo a esa posibilidad. 

Aunque el encuentro personal entre ambos mandatarios no ocurrió, sí hubo una llamada telefónica el pasado viernes. Según Peña Nieto, citado por Excélsior, su gobierno seguirá en conversaciones con la administración Trump, pero advirtió "que vendrán momentos complejos y tiempos de trabajo arduo".

Entretanto, el canciller mexicano, Luis Videgaray, aseguró que su país podría llevar una querella al seno de Naciones Unidas para denunciar al gobierno norteamericano por su deseo de construir un muro que separe a ambos países. Sin embargo, fue cauto porque "lo único que hay (de parte de Trump) son declaraciones". Por ahora, sólo diálogo, no acuerdos.

Nazareth Balbás

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