La pobreza acorta la vida más que el alcohol y algunos de los factores determinantes de la salud que preocupan a la Organización Mundial de la Salud (OMS), como la obesidad y la hipertensión.
Esta es la principal conclusión que se extrae de un reciente estudio publicado en la revista médica 'The Lancet', que ha analizado los datos de 1,7 millones de personas durante más de diez años con el objetivo de conocer el impacto de la situación socioeconómica en la salud y la mortalidad.
Al mismo tiempo, los científicos compararon estos datos con el tabaquismo, el consumo de alcohol, el sedentarismo, la hipertensión, la diabetes y la obesidad; es decir, los factores determinantes de la salud que figuran en el plan de la OMS para combatir las enfermedades no contagiosas, y que tiene como objetivo reducir su incidencia en un 25% para el año 2015.
Las conclusiones del macroestudio
Así, los resultados de este trabajo coinciden con las conclusiones de otros estudios realizados previamente: la pobreza es más peligrosa para la salud que algunos de los citados factores determinantes que tiene en cuenta la OMS.
En concreto, un nivel socioeconómico bajo reduce la esperanza de vida en más de dos años en adultos entre 40 y 85 años, mientras que un alto consumo de alcohol la reduce en medio año, la obesidad en 0,7 años y la hipertensión en 1,6 años.
De hecho, la incidencia de la pobreza está casi al mismo nivel que el sedentarismo, que acorta la esperanza de vida en 2,4 años, aunque por debajo de la diabetes (3,9 años) y el consumo de tabaco (4,8 años).
Crítica a las políticas de la OMS
"El bajo nivel socioeconómico es uno de los indicadores más fuertes de la morbilidad y mortalidad prematura en todo el mundo. Sin embargo, las estrategias de salud global no consideran las circunstancias socioeconómicas pobres como factores de riesgo modificables", afirman los autores del estudio, una treintena de científicos que trabajan para instituciones tan prestigiosas como la Universidad de Columbia, el King's College de Londres, la Escuela de Salud Pública de Harvard y el Imperial College de Londres.
Este trabajo de investigación supone una crítica a las políticas de la OMS por no incluir la pobreza entre los factores que afectan directamente a la salud. "La adversidad socioeconómica debe ser incluida como un factor de riesgo modificable en las estrategias de salud local y global, las políticas y la vigilancia del riesgo para la salud", explican los científicos.
De este modo, los investigadores defienden que el factor socioeconómico, al igual que consumo de tabaco o el ejercicio físico, puede modificarse a todos los niveles con intervenciones como la promoción del desarrollo durante la primera infancia, las políticas de reducción de la pobreza o la mejora del acceso a la educación.