Amar Hussein, miembro del Estado Islámicoo (EI) confinado en una prisión iraquí, concedió una entrevista exclusiva a la agencia Reuters en la que detalló sus crímenes y las razones que lo llevaron a cometerlos.
Matar era cada vez más fácil
Hussein, de 21 años, señala que asesinó a cerca de 500 personas desde su vinculación a la organización terrorista en el 2013. Asegura que al principio era difícil matar, pero que los emires de la organización lo entrenaron llevándolo al desierto y obligándolo a matar desde siete hasta 40 personas a la vez. Según él, con el tiempo se hizo cada vez más fácil. "Los sentaba [a los rehenes], les ponía un venda en los ojos y les disparaba en la cabeza", aseveró.
Violaciones: "Un hombre joven necesita eso"
El yihadista asegura que violó a más de 200 mujeres procedentes principalmente de la minoría religiosa yazidí, considerada como infiel por los extremistas. Sostiene que sus emires y comandantes daban luz verde a ese tipo de actos cada vez con más frecuencia, a medida que las tropas adquirían más territorio. "Un hombre joven necesita eso (…) Es normal", expresó.
¿Convicción propia o víctima de las dificultades?
Aunque el joven no revela remordimiento alguno por sus actos, se ve a sí mismo como una víctima de las dificultades y la pobreza en su ciudad, Mosul, en donde las fuerzas iraquíes habían lanzado una ofensiva contra el EI. "No tenía dinero ni nadie que me dijera "esto está mal o está bien". No tenía trabajo, ni amigos, ni nadie que me aconsejara", afirma.