Este carnaval rural de origen ancestral en el que el fuego tiene un gran protagonismo desapareció en los años 30 del siglo pasado tras ser prohibido y no reapareció hasta 1982, tras la vuelta de la democracia en el país. Desde entonces, se han sumado a la tradición nuevos personajes, como las Sorgina (brujas), el macho cabrío o las Mascaritas.