Ankara ha aumentado su presencia militar en Siria en el marco de la lucha contra el Estado Islámico (EI) y ha mantenido sus posiciones en territorios fronterizos con el objetivo de asaltar Raqa, la autoproclamada capital de los yihadistas en esta república árabe. Damasco no se opone a la actividad de las Fuerzas Armadas turcas en su territorio y el presidente Recep Tayyip Erdogan ya no insiste en la dimisión inmediata de su homólogo sirio, Bashar al Assad. Pero, ¿por qué? Lo explica a RT el director del Centro de Estudios Orientales de Relaciones Internacionales y Diplomacia Pública Vladímir Avatkov.
"En primer lugar, la actividad militar de Turquía se debe a la estrategia política elaborada por el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) y Erdogan", afirma Avatkov. "En segundo lugar, se debe a la cuestión kurda, en tercer, a la aspiración de transformar el mando de Bashar al Assad, que no ha sido abandonada por Ankara", prosigue. Asimismo, Turquía lleva a cabo una ofensiva en contra de las unidades kurdas y muestra interés en un territorio en el norte de Siria que pertenecía al antiguo Imperio otomano.
Crear una "zona colchón"
Según Avatkov, Erdogan "necesita victorias en las fronteras externas" ante el referéndum constitucional que pretende dar luz verde a la ampliación de sus poderes presidenciales.
El politólogo ruso estima que la idea de crear una "zona colchón" se debe al hecho de que en el norte de la república árabe vive una amplia población kurda, lo que presenta una "amenaza" para Turquía. Además, en esa región "son fuertes los círculos nacionalistas que tienen una posición bastante contundente respecto a los territorio septentrionales de Siria".
Factores de acercamiento
El presidente sirio y Ankara tienen enemigos comunes. El Estado Islámico ha dejado decenas de ciudadanos turcos fallecidos como consecuencia de su actividad terrorista.
Además, Ankara y Damasco afrontan una amenaza común procedente del separatismo kurdo, que gana terreno a la luz del caos militar y político que vive Siria. Los kurdos aspiran a crear un Estado que reúna zonas de Turquía, Siria, Irak e Irán.
Como lo inestable de la situación en Siria no solo amenaza la seguridad de Irán e Irak, sino también la de Turquía, con la mediación de Moscú, Ankara y Teherán han empezado a acercar posiciones.
Rusia, Turquía e Irán se han puesto de acuerdo en su respaldo a las conversaciones de paz en Siria. Y Ankara, por el momento, no exige la dimisión inmediata de Al Assad. De la misma forma, Damasco, Teherán y Moscú no se oponen a la actividad militar turca en el país árabe.
Una frágil tregua
En suma, Avatkov cree que "la paz en la región [de Oriente Medio] depende en gran parte del diálogo que mantengan Ankara, Moscú y Teherán". De esta manera, "por un lado, Turquía quiere revisar las áreas de su influencia, mientras por otro, se ve obligada a contenerse y atenerse a una posición más considerada".
Sin embargo, advierte el especialista, Erdogan "está expuesto a grandes fluctuaciones y su posición puede cambiar en cualquier momento". El analista ruso recuerda que "la intensidad de la retórica en contra de Al Assad se ha reducido, pero la posición de las autoridades turcas no ha cambiado". En definitiva, la creación de una "zona colchón" a largo plazo "puede ser dirigido en contra de los que ahora ayudan a Turquía a convertirse en el centro de la región".