Un cura español se disfraza del magnate de Playboy y posa con 'conejitas'

Fue uno de los disfraces más divertidos y provocadores en las fiestas de carnaval de la localidad gallega de Cuntis (al noroeste de España): un señor con bata de seda y gorra de marinero emulaba al magnate Hugh Hefner, uno de los hombres más envidiados del mundo, por ser el dueño de la famosa mansión Playboy. El hombre iba acompañado de dos 'conejitas', que en este caso eran dos amigos suyos con sendos disfraces. Recorrían el pueblo sensualmente tumbados en una carroza en forma de cama. 

La escena, aunque muy graciosa y llamativa, no tendría ninguna trascendencia si no fuera porque el hombre disfrazado de Hugh Hefner no era otro que  Juan Carlos Martínez, el mismísimo cura del pueblo, un hombre de 40 años, muy activo en su relación con los vecinos. Cuando sus feligreses lo vieron, quedaron muy sorprendidos, desde luego. 

Sin embargo, tal como explican en la prensa local, a la vicaría de la diócesis de Pontevedra no le gustó demasiado esta broma carnavalesca, y expresaron que el disfraz les parecía procaz y obsceno, inadecuado en todo caso. El cura ha pedido perdón rápidamente: "Pido perdón a quien se pueda sentir ofendido por mi culpa", dijo a la prensa. Y desde entonces, en cada misa que da, vuelve a pedir perdón.

En cualquier caso, la cosa no ha ido a más. Lo cierto es que a los feligreses les gustó el disfraz: fue una cosa divertida para ellos, y no le han dado más importancia. Incluso dicen que ahora la parroquia de Cuntis es un poco más famosa y gente de otros pueblos se acercan a tomar el vermut y a acudir a misa en esta localidad. Hasta el propio vicario, Calixto Covo, después de expresar su rechazo, se ha visto obligado a reconocer que los parroquianos han mostrado su cariño al cura, y se ha mostrado satisfecho por ello: "Es bonito que la gente quiera a su párroco, me parece muy destacable". Parece que todo ha vuelto a la normalidad en Cuntis. "Las cosas se hablan y punto. Nada más", zanjó el vicario. De todas formas, el cura ha dicho que no cree que vuelva a disfrazarse en toda su vida.