"Una espada de Damocles": Vecinos temen que la presa de Oroville se desborde en cualquier momento
El 13 de febrero, la presa de Oroville (California, Estados Unidos) sufrió graves daños que podían haber causado un desastre de enormes dimensiones. Muchos expertos denuncian que ya avisaron a las autoridades de que la construcción estaba defectuosa y los vecinos siguen temiendo que el embalse pueda volver a fallar.
Karen Von Bargen vive en Oroville y aún tiene el corazón en un puño. Casi 200.000 personas fueron evacuadas de la zona por el riesgo de inundación, pero no todos tuvieron tiempo de salir y Karen les abrió las puertas de su casa, que se encuentra en una zona elevada: "La primera noche tuvimos 16 personas y la segunda, 36", asegura.
Las autoridades locales difundieron mapas, actualizaron cifras a través de las redes sociales y ofrecieron varias ruedas de prensa diarias para informar a los ciudadanos de la situación. Sin embargo, Von Bargen asegura que hubo poca organización en el plan de evacuación y que causó un caos tremendo, haciendo más peligrosa una situación ya de por sí delicada.
"No había ningún tipo de control, la Policía le decía a todo el mundo que tenían que irse. Amigos nuestros condujeron hasta que se encontraron con una carretera cortada, nadie les avisó que había una 'ruta de evacuación'. La gente se queja porque no había señales ni un mapa que mostrara cuáles eran los caminos", comenta la afectada de Oroville.
Si la presa se desborda por tener un vertedero defectuoso, morirá gente y comunidades enteras se verán anegadas
Los reproches no acaban aquí. Varios grupos de ecologistas e ingenieros denuncian que advirtieron al Gobierno hace más de una década sobre las deficiencias de la presa.
"Ya les advertimos: si se tenía que utilizar el desagüe de emergencia, no estaba en condiciones, con lo cual podría erosionar la montaña y desencadenar una suelta incontrolada de agua de manera catastrófica, peligrosa y destructiva. Ahora, se ha puesto en marcha un plan que incluye sueltas controladas de agua y reparaciones de emergencia", señala el hidrólogo Ron Stork.
Los operarios trabajan 24 horas al día en las inmediaciones del lago de Oroville. Rompen grandes cantidades de roca y meten los escombros en sacos, que trasladan a las zonas de la presa que necesitan apuntalamiento. En especial, refuerzan el desagüe, incluso hemos visto como los helicópteros recogen esas bolsas y las depositan directamente en su cráter, para tapar el agujero y, por lo menos, ganar un poco de tiempo.
Sin embargo, ciertos especialistas aseguran que, si no se realizan trabajos estructurales profundos, la amenaza seguirá presente. "En mi opinión, deben asegurar los vertederos para que puedan emplearse en situaciones de emergencia. Tienen que hacerlo porque, si la presa se desborda por tener un desagüe defectuoso, morirá gente y comunidades enteras se verán anegadas", agrega Ron Stork.
"El daño ya está hecho"
Se produzcan o no más incidentes, los comerciantes de la zona aseguran que el daño ya está hecho. "Ya conozco dos negocios que van a desaparecer. Restaurantes y tiendas lo han notado muchísimo, algunos han perdido el 92 % de su volumen de ventas", comenta Carl, comerciante de Oroville.
Los ciudadanos del lugar están frustrados y miran al futuro con pesimismo, aunque lo que más les angustia es saber que la presa defectuosa cuelga sobre ellos como una espada de Damocles que podría caerles encima en cualquier momento.