La canciller de Alemania, Angela Merkel, estuvo a punto de cerrar la frontera a los refugiados en 2015, pero cambió de decisión por miedo de que las posibles escenas de violencia que se produjeran pudieran quitarle apoyos a su Gobierno, según el analista político de 'Die Welt', Robin Alexander.
En su libro 'Driven by Events: Merkel’s Refugee Policy' ('Llevada por los acontecimientos: La política migratoria de Merkel') publicado la pasada semana, el periodista señala que en el momento en el que se produjo la agudización de la crisis de refugiados en Europa, en septiembre de 2015, Merkel todavía no tenía formulada una política clara con respecto a este tema.
La situación llegó a un punto crítico cuando se informó de que los 40.000 migrantes que se desplazaban desde los Balcanes podían entrar en el estado alemán de Baviera en pocos días, reza el libro citado por 'The Sunday Times'.
"¿Podríamos vivir con las imágenes que saldrían a la luz?"
Los medios fueron informados de esta situación, pero por razones de seguridad se les pidió que no publicaran la noticia de que miles de policías se habían desplegado en la frontera con Austria, listos para impedir la entrada a los indocumentados. Una orden especial preparada por la Policía les habilitaba para prohibir la entrada a todo aquel que no dispusiera de visado.
Pero la canciller no lo tenía nada claro. Según Alexander, Merkel preguntó al ministro del Interior, Thomas de Maziere: "¿Qué pasaría si 500 refugiados con niños en brazos corrieran hacia los guardias fronterizos? ¿Podríamos vivir con las imágenes que surgirían?"
Alexander señaló que la canciller temía que "por razones históricas" se produjeran "imágenes de policías armados haciendo frente a civiles en nuestras fronteras".
Merkel canceló la orden inicial e insistió en una nueva redacción que permitiera la entrada a los nacionales de terceros países que buscaran asilo incluso aunque no tuvieran documentos legalmente vinculantes.
En la práctica, esto impedía que la Policía pudiera retener a cualquier persona que quisiera entrar en el país, siempre que se tratara de un refugiado.
Éxtasis y ansiedad
En esa época, los soliciantes de asilo gozaban de una imagen mediática positiva. Aquel mes, las fotografías de Alan Kurdi, el niño sirio de tres años que apareció ahogado en una playa de Turquía, alcanzaron gran repercusión y los carteles 'Refugiados, bienvenidos' estaban presentesen la mayoría de los centros urbanos de Alemania. El momento fue aprovechado por Merkel para visitar varios centros de refugiados y tomarse fotos con ellos.
"Los 'selfies' no estaban planeados, ni tampoco la apertura de la frontera. Pero vino esa ola de arrebato colectivo en Alemania, y ella siguió el sentir público, como siempre. El Gobierno de Merkel siempre sigue lo que dicen las encuestas", escribe Alexander.
La frontera permaneció abierta durante seis meses más, y según las cifras oficiales, Alemania recibió 1,1 millones de migrantes, más que el resto de Europa en conjunto.
Alexander cree que estas políticas de Merkel ayudaron a la creación de una "ansiedad por la inmigración", al ascenso de movimientos derechistas, al Brexit y, finalmente, a la elección de Donald Trump en Estados Unidos