América del Sur cuenta con las mayores reservas de litio del mundo. Las estimaciones son dispares y van desde el 58% hasta el 96% del total conocido, sin embargo, nadie pone en duda que allí está el futuro del llamado 'oro' o 'petróleo blanco'.
En las últimas dos décadas, el precio de este metal alcalino ha subido de forma exponencial. Según reseña el diario El Confidencial, "una tonelada de litio se cotizaba a 1.670 euros en 1998", mientras que a comienzos de 2017 se paga "hasta 8.600 euros".
Julieta Campana, licenciada en Administración de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y maestranda en Políticas Públicas, explicó a RT que el litio "ha cobrado una importancia creciente en los últimos años en relación al desarrollo de tecnologías 'carbono cero'". Esto se ha dado "tanto en lo que respecta a nuevos sistemas de movilidad, como por su potencialidad de aportar al almacenamiento de energías no renovables".
Al respecto de este tema, la socióloga, doctora en Ciencia Política y asesora de la Secretaría General de UNASUR, Mónica Bruckmann, explicó en un artículo que la cantidad de litio "usado en baterías de teléfonos celulares" pasó de 1.8 toneladas en 1996 a 170 en 2005.
"Es decir, en 10 años, el consumo de litio se multiplicó por 94", apuntó la investigadora. Asimismo agregó que "el consumo de este mineral para la fabricación de baterías recargables de computadoras portátiles se incrementó en un 3.000% en ese mismo período".
Los usos del 'oro blanco'
Para Julieta Campana, el alza en el precio internacional de este mineral "ha sido producto no solo de su utilización en las baterías de la industria electrónica, sino también en base a una expectativa de desarrollo de un sector automotriz basado en formas de movilidad eléctrica".
La referencia es a los automóviles eléctricos elaborados principalmente por la empresa Tesla, que ha desarrollado de manera considerable las baterías recargables de iones de litio. "Para producir 500.000 vehículos al año, básicamente necesitamos absorber toda la producción de litio del mundo", declaró el año pasado el CEO de Tesla, Elon Musk, citado por el periódico El Mostrador.
Bruckmann asegura que "esto nos coloca frente a la posibilidad de un cambio de patrón energético en el transporte". Aunque si bien la sustitución de minerales combustibles por energía eléctrica "tendría un impacto ambiental muy grande", seguramente "incrementaría también la disputa por el agua como principal recurso hidroenergético".
En este sentido, Campana agregó que el mineral "ha cobrado relevancia también en relación a las crecientes investigaciones y avances tecnológicos orientados a posibilitar un cambio hacia matrices energéticas 'verdes'".
Estas son motivadas "en gran medida por los requerimientos socioinstitucionales de los países centrales de avanzar en procesos de transición hacia modelos de energías renovables carbono cero", dado que el litio "se constituye como una oportunidad para el almacenamiento de energías renovables alternativas al petróleo y a los recursos fósiles".
El triángulo del litio y los modelos de desarrollo
"Los años 2000 han estado signados en América Latina por debates en torno al modelo de desarrollo más conveniente para nuestros países, a partir de la crisis y fracaso de las políticas neoliberales de los años noventa", analizó Campana. Este debate ha atravesado las distintas formas de explotación y de utilización de los recursos naturales de los distintos países. En ese contexto, "el caso de la minería de litio resulta paradigmático por varios motivos", sostuvo la experta.
Los tres países del "triángulo del litio" (Argentina, Bolivia y Chile) "han llevado adelante modelos muy disímiles durante los años 2000".
Geopolítica y futuro
Partiendo de la mirada sobre las diferencias de modelos entre los países del "triángulo del litio", Campana explicó que "en los países de la Unión Europea requieren del litio sudamericano" para llevar adelante sus objetivos "de mediano y largo plazo en términos de mix de energías renovables en su matriz energética". Mientras, en América Latina "no se ha avanzado en mayor medida en una visión de soberanía" que "contemple como prioritarias" otras formas de generación de energía.
Desde su perspectiva, "los déficit en términos de integración regional" afectan directamente a "las potencialidades de la minería de litio en el continente". También limitan "la posibilidad de mejorar cualitativamente el posicionamiento y poder de negociación sobre el destino y uso del recurso", y están marcadas por "la necesidad de complementariedad frente a un escenario de debilidades tecnológicas de los países sudamericanos".
Sin embargo, y más allá de las decisiones de los gobiernos sudamericanos, existen expectativas menos optimistas sobre el futuro de este metal. Citado por El Confidencial, el experto Jaime Aleé declaró que "el litio es abundante y barato", pero "irrelevante industrialmente, salvo como catalizador de algunas tecnologías". Tener un catalizador, "como el cuarzo en los relojes, o el cacao en los chocolates, no hace a los lugares productores de esas materias primas ricos 'per se'", agregó.
A eso se suma que, de acuerdo con Bruckmann "se estima que el litio inicia su ciclo en el año 2006 y tendrá un horizonte de uso intensivo hasta los años 2035 – 2045". Esto quiere decir que, en apenas dos o tres décadas se agotará el potencial económico del recurso. Un tiempo mucho más limitado que el que, por ejemplo, han tenido los países petroleros que hace más de un siglo cumplen un rol central en la economía mundial.
De todas formas, "la disputa global por el litio, debido al crecimiento abrupto y sustentado de su demanda" tenderá a crear "nuevas tensiones en la región andina de América del Sur", explicó Bruckmann, concluyendo que "los intereses en juego son colosales".