Las fotografías repartidas por la casa van perdiendo color y definición con el paso del tiempo, pero en la memoria de Nelly Duran el recuerdo de su esposo Miguel sigue vivo e inalterable. "Él era como lo ves en la foto: un grandote bueno. Era muy trabajador, bonachón, amiguero y muy buen papá. Muy buen esposo…", recuerda la viuda a su marido, Miguel Angel Lancieri.
Esta jornada se cumplen 25 años de la muerte de este hombre adorado por su familia, que al igual que otras 21 personas perdió la vida en el atentado contra la embajada de Israel en Buenos Aires.
A las 14.47 del 17 de marzo de 1992, Argentina quedó perpleja ante un acto de barbarie sin precedentes el país cuando una tremenda explosión sacudió el centro de su capital.
El elegante edificio de tres plantas que albergaba la embajada se derrumbó totalmente tras sufrir un atentado con bomba. La poderosa onda expansiva destruyó muros y ventanas en los edificios ubicados en las esquinas de las calles Arroyo y Suipacha. Un cuarto de siglo después, aún se desconoce la identidad de los autores de aquella masacre.
Décadas de pesquisas
Después de más de dos décadas de investigación de la Corte Suprema de Justicia, no se logró ningún avance mas allá de algunas hipótesis y nunca se llegó a celebrar juicio alguno.
El ataque contra la embajada se realizó con un coche cargado de explosivos y se cree que fue ideado por una célula de Hezbolá, pero nunca hubo detenidos ni ninguna prueba de ello.
"Es una tragedia por varios lados. Por las muertes… porque trasladó el conflicto de Medio Oriente. Y porque por otro lado, al no investigarse como correspondía, abrió las puertas para el atentado a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA)", comenta Raúl Kollman, periodista especializado en temas judiciales.
El experto se refiere a otro tragedia que tuvo lugar dos años después, cuando el terrorismo volvió a golpear Buenos Aires, todavía con más fuerza. Esta vez los muertos ascendieron a 85.
Seguir exigiendo justicia
En el caso del ataque a la embajada, ni Israel ni el Estado argentino se involucraron como querellantes. Los familiares de las víctimas recorren solos el camino hacia una verdad que nunca llega, aunque no bajan los brazos.
"Tengo la esperanza -aparte, soy creyente- de que en algún momento algo va a pasar y se va a descubrir", espera Nelly Duran.
Raúl Kollman comparte este mismo sentimiento: "Corresponde recordar a las victimas, corresponde seguir exigiendo investigación aunque hayan pasado 25 años y, al mismo tiempo, corresponde que estemos atentos porque el mundo no va a ser mas pacífico en los próximos tiempos".