Tres años acaban de cumplirse de la reunificación de Crimea con el resto de Rusia. El referéndum sobre la independencia de la Península se llevó a cabo el 16 de marzo de 2014. Con los resultados de la consulta, en que una abrumadora mayoría votó a favor de la secesión del territorio, el Consejo Supremo de Crimea proclamó la independencia de la República e hizo un llamamiento para reincorporarse a Rusia. El 18 de marzo, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, y los representantes de las autoridades de Crimea y de Sebastopol firmaron el acuerdo sobre la reunificación de la república y de la ciudad federal en calidad de nuevos territorios de la Federación de Rusia.
La larga historia que une a Crimea con el conjunto del país tiene un protagonista destacado: la Flota del Mar Negro.
La agrupación naval ha jugado "un papel especial" en el destino de Crimea, destaca el analista político Rostislav Íschenko en un artículo publicado por RIA Novosti. Más aún, "la Armada rusa debe su propio surgimiento y existencia a Crimea", afirma el especialista.
Crimea, llave del Mar Negro
La guerra ruso-turca de 1768-1774 proporcionó al entonces Imperio ruso acceso al mar Negro, primero en el área de las modernas ciudades de Odesa, Mykolaiv (también conocida como Nikoláiev) y Jersón.
Sin embargo, Rusia no tuvo flota propia en el mar Negro hasta 1783. Fue el 19 de abril de este año cuando la emperadora Catalina II la Grande (1762—1796) firmó el manifiesto de adhesión de Crimea a Rusia. Antes de terminar aquel año fue construida la fortaleza de Sebastopol y creada una flota, cuyo futuro, como afirma Íschenko, ya "está inextricablemente vinculado a Crimea".
Por lo tanto, resalta Íschenko, "es lógico" que tras la derrota en la guerra de Crimea (1853-1856) el Tratado de París de 1856 prohibiera a Rusia tener una flota en el mar Negro. Posteriormente, la captura de la Península por parte de los alemanes en 1918 obligó al Gobierno soviético a hundir sus barcos. Otra página dramática en la historia de Crimea fue la ocupación fascista después de la caída en el 4 de julio de 1942 de la ciudad de Sebastopol. Esa derrota había paralizado las acciones de la Armada soviética durante casi un año y medio.
Según el analista, las autoridades de Ucrania (que logró la condición de Estado en 1991 tras el colapso de la Unión Soviética) después de haber fracasado en lograr el control completo sobre la Flota del Mar Negro fueron obligadas no solo a compartir sus barcos con Moscú, sino también a alquilar a este la base naval rusa de Sebastopol (lo que ocurrió a lo largo de las dos décadas transcurridas desde que se firmara el correspondiente acuerdo). Durante todo este tiempo, Kiev trató de expulsar a la Flota rusa de las aguas del mar Negro en Crimea, recuerda Íschenko.
La retirada de la flota supondría una fuerte reducción de la influencia rusa en Crimea, que abriría "oportunidades ilimitadas para la 'ucranización' de la población" local. A su vez, la pérdida de la flota de Crimea socavaría las posibilidades de Rusia en el mar Negro. Pero esto ya es historia y, con Crimea reintegrada en Rusia, la flota puede convertirse en el principal motor del desarrollo económico de la Península, concluye el autor.
Rusia fortalece su defensa naval
Según los datos del Ministerio de Defensa de Rusia, la Armada en Crimea está siendo objeto de grandes inversiones. El Ministerio asignó importantes recursos para reforzar la protección de los sistemas de defensa del litoral y aérea en la Península. En el otoño de 2014, la Flota del Mar Negro recibió dos nuevas lanchas antisabotaje Grachónok, y hasta la bahía de Balaklava, en la ciudad de Sebastopol, llegaron lanchas de patrulla fronteriza.
Además, varias unidades de la Defensa Costera de Crimea recibieron los novísimos sistemas antibuque de largo alcance Bal y Bastión, así como drones para tareas de Inteligencia.
En 2014 y 2015, la Flota del Mar Negro integró un batallón de montaña de la Guardia Costera, un regimiento de defensa química y biológica y otro de artillería. En la Flota fue recreada una división de buques de superficie sobre la base de la brigada de buques antisubmarino. También desde 2014 a 2016 la Flota del Mar Negro incorporó los sigilosos submarinos del Proyecto 636 Varshavianka y las naves del proyecto 21631 Buyan-M dotadas con misiles de la clase Kalibr.
"Solo en 2015 la Flota del Mar Negro incorporó más de 200 unidades de nuevas armas y equipos militares, 40 barcos (...), dos pequeños buques de misiles, 10 lanchas de combate, 20 buques y lanchas de la flota auxiliar, más de 30 aparatos aéreos, incluidos modernos cazas multifuncionales Su-30SM y drones", señalaba en enero de 2016 el comandante de la Flota del Mar Negro, Alexánder Vitkó.
Especialmente para la Flota del Mar Negro el astillero Yantar en Kaliningrado ha estado trabajando en el proyecto 11356 Burevestnik. Entre otros buques que recientemente incorporó la agrupación naval rusa destacan la fragata Admiral Grigoróvich, la cabeza de serie del proyecto 11356 de nuevas fragatas del país (atracó en Sebastopol en junio de 2016) y la de misiles guiados Admiral Essen (junio el año 2016). Además, este año Flota del Mar Negro dispondrá de la fragata Admiral Makárov.