Una ciudad de EE.UU. escoge un nuevo tipo de mapamundi para poner fin a casi 500 años de distorsión
El distrito escolar de Boston, en Massachusetts (Estados Unidos), va a empezar a introducir en sus centros docentes un nuevo estándar de mapas mundiales que ofrece una perspectiva diferente sobre el tamaño de los continentes, informa 'The Guardian'.
Durante casi medio milenio, la proyección cartográfica de Mercator ha sido la norma básica a lo largo de todo el mundo, omnipresente tanto en los atlas y como sobre las paredes de las aulas.
Esta versión fue diseñada en 1569 por el matemático, geógrafo y cartógrafo flamenco Gerardus Mercator. Su proyección cartográfica era sobre todo una herramienta de navegación, de gran utilidad para las rutas coloniales. Fue muy utilizada durante los siglos posteriores en cartas náuticas porque permitía trazar las rutas como líneas rectas e ininterrumpidas.
La principal crítica que recibe este diseño es que los países del norte aparecen más grandes de lo que son, mientras que los países del sur aparecen infrarrepresentados. Así, América del Sur parece tener un tamaño casi igual al de Europa, a pesar de que en realidad es dos veces más grande. Otro ejemplo es Groenlandia, que en algunos mapas puede llegar a tener un tamaño parecido al de África pese a ser 14 veces menor.
En el uso contemporáneo de este tipo de mapas se ha querido ver una intencionalidad geopolítica de tono colonialista, un elemento cultural de continuidad del dominio de los países ricos del norte sobre los del sur.
Una proyección más justa
Hace tres días, las escuelas de Boston presentaron una versión cartográfica menos conocida, la proyección de Gall-Peters, que reprensenta de manera más realista la superficie de países y continentes. Los profesores compararon esta versión junto con la de Mercator para que los estudientes vieran mejor la diferencia.
Esta proyección fue elaborada por James Gall (1808-1895), un clérigo escocés estudioso de la astronomía y la cartografía. El historiador alemán Arno Peters lo publicó en 1974 dándole una lectura política para promocionarlo de esta manera ante la ONU y diversas entidades de cooperación internacional como un símbolo de justicia social.
"Es el fruto de tres años de esfuerzos para descolonizar el currículo en nuestras escuelas públicas", explicó Colin Rose, superintendente adjunto del distrito escolar de Boston, diciendo que el cambio se realizará de manera gradual, priorizando la compra de mapas Gall-Peters en las futuras adquisiciones que se lleven a cabo.
El distrito cuenta con 125 escuelas y 57.000 estudiantes, el 86% de los cuales no son de raza blanca, siendo los mayores grupos los hispanos y afroamericanos. Rose dijo esperar que otros distritos sigan el ejemplo de Boston y dejen de presentar la historia colonialista blanca como dominante.
El problema de los mapas
El problema, a priori, es puramente matemático. Una esfera no es lo mismo que un plano: no podemos convertir una bola en un rectángulo sin producir evidentes modificaciones de la superficie. Ésa es la razón por la que ningún mapa terrestre plano es fiel al 100% a la realidad geográfica de nuestro planeta.
Para obtener una imagen plana de la esfera terrestre hay que hacer una proyección de cada punto de la esfera en un plano, y ello puede hacerse de varias formas, a través de proyecciones cilíndricas, cónicas, azimutales o de combinaciones entre ellas.
Así, la forma del mapa depende de la proyección que se utilice. O, dicho de otra forma, el mundo depende de cómo escojamos mirarlo.