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¿Podría México expulsar a la DEA como represalia a las políticas de Washington?

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Las relaciones en materia de seguridad comienzan a tener quiebres, pese a que durante años ha habido estrecha colaboración, en especial contra el tráfico de drogas.
¿Podría México expulsar a la DEA como represalia a las políticas de Washington?

La señales de que México podría frenar la cooperación en materia de seguridad con Estados Unidos si las políticas del presidente estadounidense Donald Trump se endurecen son cada vez más claras, relata en un artículo The Washington Post.

Por ejemplo, Ildefonso Guajardo, secretario de Economía en México, advirtió el mes pasado que si las relaciones entre ambas naciones siguen deteriorándose "se reducirán los incentivos para que el pueblo mexicano siga cooperando en temas de seguridad".

"Parece que el Gobierno de EE.UU. no entiende que México es importante"

No es todo, la senadora del Partido Acción Nacional (PAN), opositor al gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI), llamó incluso a cuestionar la política sobre el tráfico de drogas y la migración.

"Sabemos que Estados Unidos es importante. Pero parece que el Gobierno de Estados Unidos no entiende que México es importante. Creo que México debería tener un Plan B", dijo Cuevas, parte de la comisión de Relaciones Exteriores en el Senado.

Y fue más allá al decir que si las relaciones se degradan aún más México podría forzar a funcionarios de la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA) a "abandonar nuestro país inmediatamente", lo que perjudicaría la lucha para evitar que la droga llegue a territorio estadounidense. A Washington le preocupa especialmente el caso de la heroína, cuyo consumo está creciendo de forma alarmante en el país.

El diario estadounidense también recordó que los intercambios en materia de seguridad han sido aplazados luego de que el secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos, y el secretario de la Marina, Vidal Francisco Soberón, suspendieran un viaje en el que habrían de reunirse con el secretario de la Defensa de EE.UU., James Mattis. Los secretarios mexicanos sostuvieron después una reunión con el secretario de Estado norteamericano Rex Tillerson en la Ciudad de México.

Una cooperación creciente

México ha sido altamente cooperativo con el Gobierno del país del norte desde 1996, pero su cooperación en materia de seguridad se vio incrementada cuando se comenzó la guerra contra el tráfico de drogas lanzada por el presidente Felipe Calderón en 2006, en la que el Ejército salió a las calles a enfrentarse a los narcos.

Antes de eso, las autoridades de Estados Unidos empezaron a mostrar un mayor interés en la frontera con México tras los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001.

Para 2008, incluso se lanzó el programa llamado Iniciativa Mérida, que incluía a México, Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá, con la intensión de ir blindando las fronteras desde Centroamérica mediante un apoyo de 1.600 millones de dólares, de los cuales 400 millones fueron destinados a la nación azteca para entrenamiento y la adquisición de equipos tales como helicópteros, aviones, hardware o bases de datos de Inteligencia, entre otros.

Todos estos hechos han llevado a que la DEA y otras agencias de Inteligencia tengan una relación de trabajo más cercana, de día a día, con sus homólogos en México para atacar el lavado de dinero, la pornografía infantil y el el tráfico de personas y de drogas, afirma el artículo firmado por Joshua Partlow.

Tanto es así, que hay agentes mexicanos estacionados en el Centro Nacional de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) para carga en Herndon (Virginia, EE.UU.), mientras que funcionarios de inmigración y aduanas estadounidenses entrenan a sus contrapartes mexicanas en la recolección de biometría en Tapachula, en el estado de Chiapas, en la frontera sur de México.

Los riesgos para EE.UU.

La cooperación para EE.UU. ha rendido frutos. Mientras que en el año 2000 México extraditó a 12 criminales que eran buscados por delitos cometidos en el país vecino, para 2016 la cifra fue de 79. Y este año se capturó a uno de los criminales por quien las autoridades estadounidenses habían mostrado un gran interés: Joaquín Guzmán Loera, alias 'El Chapo'.

Actualmente, la DEA tiene tres objetivos principales, tres enemigos públicos que le urge capturar: Ismael Zambada García, 'El Mayo', socio de Guzmán Loera en el cártel de Sinaloa y quien tendría en sus manos el manejo financiero de la organización.

El otro es Nemesio Oseguera Cervantes, 'El Mencho', líder del cártel Jalisco Nueva Generación, que ha tenido una importante expansión con las drogas sintéticas, no sólo hacia Estados Unidos, sino también a Sudamérica.

Y finalmente está Rafael Caro Quintero, narcotraficante acusado del asesinato del agente de la DEA Enrique Camarena en febrero de 1985. Caro Quintero fue aprehendido en abril de ese mismo año en Costa Rica y extraditado a México. A pesar de que Estados Unidos pedía su extradición, fue liberado en agosto de 2013, pero después se giraron nuevas órdenes de aprehensión. Hasta el día de hoy, se encuentra en paradero desconocido.

México ha hecho su parte al deportar a cientos de miles de migrantes centroamericanos, que de no suceder "tendría un impacto dramático en el flujo de migrantes a la frontera suroeste", recordó a The Washington Post Alan Bersin, exfuncionario del Departamento de Seguridad Nacional en la Administración Obama.

"Si Estados Unidos continúa en la línea de tono insultante del presidente, o si hay un intento de redibujar las bases del marco económico que hizo crecer el comercio desde 80 mil millones de dólares al año hasta casi 700 mil millones, no hay razón para que Estados Unidos deba esperar que México mantenga la cooperación en materia de seguridad que hemos estado recibiendo hasta ahora", remató Bersin.

 

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