Hay amor después de la muerte: Un viudo lleva 23 años escribiendo cartas a su "Elenita" fallecida
Un cáncer de pulmón se llevó a Elenita, el amor de su vida, la madre de sus dos hijos, y aún su musa. Ella tenía 40 años. Era el año 1994. Estamos en 2017 y Jose Luis Casaus, su viudo, aún le escribe: cada año, en el aniversario de su muerte (ya van 23), publica una pequeña esquela en las páginas del diario en cuya sede se enamoraron, con un mensaje en la que le pone al día de como van las cosas, le cuenta cómo están sus hijos, o le regala unas palabras cercanas y hermosas.
Este año le ha escrito: "Mira que me lo había advertido Alfredo Zitarrosa en una Milonga: 'Puedo enseñarte a volar pero no puedo seguirte el vuelo'. Ya me está pasando. hace tiempo que tus hijos Boris y Yuribaten alas y no gano para tupperwares".
Boris y Yuri, los hijos de Elenita, son siempre los "artistas invitados" de las esquelas. pic.twitter.com/o5mu8Yk12O
— Mr.Ramone (@joey_ramone_sp) 22 de marzo de 2017
Boris y Yuri nacieron poco después de que Jose Luis y Elenita se conocieran. Son gemelos y tienen nombres rusos porque fueron concebidos en la ciudad de San Petersburgo, cuando todavía se llamaba Leningrado.
Un amor demasiado breve
José Luis y Elena se conocieron en 1986 y la enfermedad de ella no les permitió disfrutar más de seis años juntos. Sus hijos, que ahora tienen 30 años, "apenas tienen un recuerdo" de su madre, tal como cuenta el propio Jose Luis en una entrevista publicada recientemente en 'El País', donde el viudo explica que "en los últimos tiempos de su enfermedad tuvieron poco contacto, porque ella no quería que vieran su deterioro siendo tan pequeños".
Esquelas. Elenita, la casa ha devenido en una instalación de amor... pic.twitter.com/q1837BSjvl
— Jose García Llorente (@josegll) 21 de marzo de 2014
En el reportaje, Jose Luis explica que no es creyente, y que estos mensajes son "una nota a la nada, salvo a su recuerdo, que sí existe". Por eso, y para quitarle amargura a la pérdida, este zaragozano de 64 años, que vive en Madrid, mantiene su compromiso anual con la memoria de Elenita. "Que una persona se vaya tan pronto es nauseabundo, pero esta tradición pretende quitar hierro a la tragedia. Por eso hablo en las esquelas de temas serios con un toque de humor", explica Jose Luis a 'El País'.
Cada mensaje en si mismo, y sobre todo la fiel regularidad de su peculiar ritual amoroso, desprenden un encanto simpático y entrañable, y son un elegante gesto de humor frente a la muerte, una pequeña ventanita de texto que se abre una vez al año para que Elenita sepa qué tal van las cosas por aquí.