En un estudio publicado por la revista 'Science', un grupo de investigadores internacionales ha identificado un mecanismo molecular que permite a las células reparar el ADN dañado y protegerlo de daños futuros. Este descubrimiento podría contribuir a la creación de una droga revolucionaria que inviertiría el envejecimiento e incluso podría ser funcional al proyecto de la NASA de llevar astronautas a Marte.
Experimentos en ratones sugieren que un tratamiento de daños del ADN causado por el envejecimiento y la radiación es posible, según los investigadores.
Durante el estudio, el equipo científico identificó que el metabolito NAD+, que está presente naturalmente en cada célula del cuerpo humano, tiene un papel clave como regulador en las interacciones proteína-proteína que controlan la reparación del ADN. Como resultado, el tratamiento de los ratones con un precursor NAD+ mejoró la capacidad de las células de los roedores para reparar los daños en el ADN.
"Las células de los ratones viejos eran indistinguibles respecto a las de los ratones jóvenes, después de solo una semana de tratamiento", afirmó el autor principal del estudio, el profesor David Sinclair, de la Escuela de Ciencias Médicas de la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW) en Sídney, Australia, según un comunicado de esa entidad.
Además, David Sinclair señaló que este tipo de experimentos comenzarán a ser realizados en humanos dentro de seis meses, mientras que la droga efectiva para el tratamiento del ADN dañado posiblemente "esté en tres o cinco años […] si las pruebas van bien".
¿Quién podría beneficiarse con esta droga?
Además de los astronautas que experimentan radiación cósmica durante las misiones espaciales, esta terapia podría mitigar cualquier daño en el ADN en personas que a menudo vuelan en aviones. También podrían beneficiarse de este trabajo los sobrevivientes de cáncer infantil, según reza el comunicado de la UNSW .
Según el doctor Lindsay Wu, colega de David Sinclair, el 96 % de los sobrevivientes de cáncer infantil sufre una enfermedad crónica en torno a los 45 años, como enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, entre otras posibilidades.