Así se ha visto salpicada España por el conflicto entre China y Taiwán
España podría convertirse muy pronto en el primer país de la Unión Europea que deporta ciudadanos con pasaporte taiwanés a China. De fondo, una vez más, el ya viejo conflicto diplomático entre Taiwán, que manifiesta su independencia respecto a China, y el Gobierno de Pekín, que se atribuye su autoridad sobre la isla.
El origen de este problema se remonta al pasado mes de diciembre, cuando en una operación conjunta entre España y China, fueron detenidas 270 personas acusadas de estafar a ciudadanos del gigante asiático a través de llamadas por Internet desde viviendas ubicadas en Barcelona, Madrid y Alicante, entre otros. Los detenidos trabajaban por la noche en lujosos chalés alquilados por el Sindicato del Crimen de Taiwán.
Una red criminal especializada en fraudes telefónicos masivos
Unos meses antes, la Policía Nacional española había recibido una petición del ministerio de Seguridad Pública de China que alertaba de que desde estos locales se estaba estafando por teléfono a ciudadanos chinos, y que la ruina en la que habían dejado a muchas familias había provocado incluso varios suicidios en el país, entre ellos, el de un joven que había pagado a la trama todo el dinero que tenía destinado a sus estudios.
Desde estos chalets y utilizando Internet, los miembros de la organización suplantaban los números de llamada de origen para identificarse ante sus víctimas como policías, fiscales o jueces chinos. Así, acusando a dichas personas de algún hecho delictivo, las coaccionaban para hacerles pagar una cantidad que sirviera para eludir la acción de la Justicia. Las autoridades estiman que llevaron a cabo un total de 839 estafas por un valor de 120 millones de yuanes (16 millones de euros).
Tras la operación, China solicitó la entrega de todos los detenidos, más de 200 con pasaporte taiwanés y el resto procedentes de la República Popular, mientras que las autoridades taiwanesas pidieron que no se aprobaran las extradiciones, argumentando que buena parte de los detenidos eran ciudadanos de la isla.
La decisión del Gobierno español llegó el pasado mes de febrero, cuando el Consejo de Ministros aprobó la extradición a China de todos los detenidos, aunque todavía tendrán que pasar por el proceso judicial antes de ser enviados a la República Popular.
España no reconoce a Taiwán como país
Tras la aprobación de las extradiciones a China, el ministerio de Exteriores de Taiwán lamentó profundamente la decisión, señalando que "la Administración española no tuvo en cuenta el 'principio de nacionalidad' y violó los deseos de las partes involucradas". "La decisión ha dañado los derechos de los ciudadanos de la República de China (Taiwán) y desafía la tradición europea de respetar los derechos humanos", reza el comunicado.
Sin embargo, el problema que se presenta es mucho más complejo, ya que oficialmente Taiwán es China, por lo que España no tienen relaciones diplomáticas con el territorio. De hecho, la embajada de Taiwán en Madrid en realidad se llama Oficina Económica y Cultural, al no poder tener el estatus de embajada. Por ello, no está nada claro si la extradición podría concederse a la isla.
El caso español no es el único en el que ciudadanos taiwaneses sospechosos de cometer fraude en el extranjero contra China utilizando las telecomunicaciones acaban siendo deportados a la República Popular. Desde el año 2011, han sido arrestados 2.400 ciudadanos taiwaneses por estafas similares en Malasia, Tailandia, Camboya, Filipinas, Grecia, Kenia y Turquía. La mayoría de ellos, concretamente 2.000, fueron extraditados a Taiwán, mientras que los más de 200 de Kenia están ya en China y falta saber qué ocurrirá finalmente con los detenidos de España.
Hay que tener en cuenta, que la mayoría de países del mundo, incluida toda Europa, a excepción del Vaticano, siguen una política de "una sola China"; es decir, reconocen a Pekín como el único Gobierno legal en Taiwán. La isla lleva con autogobierno desde que las fuerzas nacionalistas de Chiang Kai-shek huyeron del territorio en 1949, tras ser derrotadas en una guerra civil china con los comunistas de Mao Zedong.