Las prioridades de Washington se han transformado con la llegada al poder de Donald Trump, según ha confirmado la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Nikki Haley, quien ha asegurado que los norteamericanos no se van a centrar más en destituir al presidente de Siria, Bashar al Assad, como condición para acabar con la guerra civil en ese país.
Este jueves, esa diplomática ha anunciado ante un reducido grupo de medios que "nuestra prioridad no es permanecer donde estamos y centrarnos en la expulsión de Assad", sino "mirar cómo podremos conseguir algo" y "con quién debemos trabajar" con el fin de "lograr un cambio para el pueblo de Siria".
A pesar de que "no podemos enfocarnos necesariamente en Assad, como la Administración anterior", Haley ha admitido que el Gobierno de Trump también percibe al presidente de Siria como un obstáculo, informa la agencia AFP.
Horas antes, el secretario de Estado norteamericano, Rex Tillerson, había comentado a su homólogo turco, Mevut Cavosoglu, que es el pueblo sirio el que debe decidir el destino de Bashar al Assad.
La representante estadounidense en la ONU también ha reafirmado la importancia del trabajo conjunto con Turquía y "otros actores del conflicto" en la búsqueda de una solución duradera para Siria.