Una organización no gubernamental ha emitido en EE.UU. un informe que sintetiza las quejas de los pilotos que participaron en las pruebas del avión de combate F-35 de la empresa Lockheed Martin. El autor es el capitán retirado de la Marina e investigador en materia de Defensa, Dan Grazier.
Los desperfectos principales, revela, se han detectado en los sistemas digitales, especialmente los conectados al mítico casco inteligente, cuyo precio es de 600.000 dólares por unidad. Sus sensores y las señales confusas que emiten "interfieren en la capacidad de supervivencia y preponderancia del piloto" en vez de ayudar a controlar el campo de batalla.
Los pilotos con quienes contactó el autor del informe estaban insatisfechos con el sistema electro-óptico de apertura distribuida (DAS, por sus siglas en inglés), una de las tecnologías más complejas, desarrollada específicamente para esta aeronave furtiva.
Las quejas calificaron el sistema de "poco operacional y potencialmente inseguro". Sus blancos aparecían "oscurecidos por un clúster de símbolos". Como consecuencia, varios pilotos veían doble. Algunos preferían apagar el sistema y recurrir al tradicional panel de herramientas.
Grazie ha catalogado como un "desastre nacional" todo el proyecto del F-35, basándose en todo el historial de sus deficiencias. El experto opina que estos aviones no son nada furtivos, no sirven para las misiones desde la cubierta de un portaaviones y son ineficaces en el combate próximo en grupo.