"Somos el guardián de la paz, somos el guardián de las libertades", señaló Recep Tayyip Erdogan este sábado dirigiéndose a una multitud en la provincia de Diyarbakir, en el sudeste de Turquía y de mayoría kurda, donde el Gobierno ha estado luchando activamente contra los combatientes del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) desde julio de 2015.
El líder turco descartó la posibilidad de mantener conversaciones de paz con el PKK e instó a los kurdos a dejar las armas. "Tenemos una condición. Nadie estará armado, nadie intentará dividir a este país, dividir a esta nación", dijo Erdogan.
Según la Oficina de Derechos Humanos de la ONU (OHCHR, por sus siglas en inglés), más de 2.000 personas han muerto durante las operaciones militares de Ankara en el sudeste de Turquía, una cifra que incluye alrededor de 1.200 civiles. Sin embargo, a pesar del creciente número de víctimas, Erdogan parece comprometido a continuar la represión.
Las denuncias de "destrucción masiva, asesinatos y otras graves violaciones de los derechos humanos" durante las operaciones del Gobierno afectaron "a más de 30 pueblos y barrios y desplazaron a entre 355.000 y medio millón de personas, la mayoría de ellos de origen kurdo", según el último informe del OHCHR.
A pesar de la campaña militar contra el PKK, Erdogan se dirigió a la multitud mayormente kurda para instarla a votar sí en el referéndum que se celebrará a finales de este mes y que busca enmendar la Constitución y conceder más poderes al presidente.