A escasos kilómetros de la región rusa de Kaliningrado, la OTAN está desplegando las fuerzas de su Grupo de Batalla Polonia (Battle Group Poland), que incluye la llegada de 286 vehículos blindados con 1,300 soldados del Reino Unido, EE.UU. y Rumanía, informa el periódico 'The Daily Express'.
"Estamos aquí para prevenir que alguien piense que la puerta está abierta y que pueden hacer todo lo que quieran con una nación soberana", asegura el teniente coronel del Ejército estadounidense Steve Gventer, que comanda el grupo. El centro de operaciones de los militares de la Alianza se ubicará en la ciudad polaca de Orszysz.
¿Algo más que unos simples ejercicios?
"Esto no es ningún ejercicio", subraya Gventer, precisando que, una vez instalados, se dedicarán a reconocer el terreno para encontrar las mejores posiciones de defensa.
Por otro lado, uno de los oficiales estadounidenses aseguró en privado que Washington plantea este escenario como si los soldados hubieran llegado para luchar: "han venido con munición y con unas normas de intervención", desveló.
Entre otras armas, cuentan con 79 blindados tipo Stryker, seis obuses de fabricación británica, sistemas de misiles teledirigidos antitanques y sistemas de misiles antiaéreos.
Mientras tanto, el mismo Gventer sostiene que la intención de las tropas es "trabajar sobre el modo de defender un territorio soberano de la OTAN", aunque sin acercarse a las fronteras con Rusia o Bielorrusia.
¿Hay razones reales para desplegar estas tropas?
Un residente local confesó al periódico que está "preocupado" por la llegada de las tropas a Polonia. "No lo hubieran hecho si no pensaran pensar que va a pasar algo malo", explicó.
Una vecina dijo estar muy contenta por la llegada de las tropas ya que, según ella, Polonia "debe mucho a los norteamericanos", recordando que varios aviones de Washington proveyeron a la población con productos alimentarios después de la Segunda Guerra Mundial.
Por su parte, el profesor de la Academia de Ciencias Militares de Rusia Vadim Koziulin aseguró a RT que, a pesar de todas las preocupaciones mostradas por Varsovia, "en la actualidad, no hay ninguna amenaza que pese sobre los polacos" aunque reconoció que "todavía hay complejos históricos y fobias en sus mentes".