La Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció a fines de marzo que había detectado nuevas zonas de riesgo de contagio de fiebre amarilla en Brasil. Desde que apareciera el brote de la enfermedad en el país, se han contabilizado 187 víctimas mortales desde el mes de enero. Estas alarmantes cifras han hecho que la entidad haya iniciado junto con el Gobierno brasileño una campaña de vacunación en los estados más afectados.
La epidemia cobra especial dimensión si se tiene en cuenta que, tal como reseñó la Agencia Télam, los datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) indican que solo se produjeron 257 muertes por esta enfermedad entre 1990 y 2010. Es decir, en los últimos tres meses, la enfermedad se ha llevado la vida de apenas unas decenas de personas menos que a lo largo de dos décadas completas.
Por este motivo, a los 4,1 millones de vacunas que el Ministerio de Salud brasileño entrega habitualmente a los centros de salud, este año hubo que sumar 20 millones más. Minas Gerais es el estado más afectado, con 422 casos, le siguen Espírito Santo, Río de Janeiro, Bahía y Sao Paulo.
Pocas vacunas y diluidas
Pese a este aumento, la falta de vacunas contra la fiebre amarilla se ha hecho notar en los últimos días. El diario O Globo publicó un artículo en el que diversas personas de Río de Janeiro denunciaban que habían tenido que hacer largas colas para poder acceder al tratamiento. Algunas de ellas sostenían incluso que habían tenido que ir a cinco centros de salud distintos ya que en los anteriores no había dosis suficientes para todo el mundo.
Por su parte, la doctora Ana Escobar, pediatra graduada y profesora de la Universidad de Sao Paulo, cuestionó la decisión del Gobierno de fraccionar las dosis para hacerlas rendir por cinco. Escobar recordó que esta estrategia de "diluir" se utilizó en Angola "en una situación muy diferente a la nuestra", ya que el país africano "estaba pasando por una epidemia de fiebre amarilla urbana", algo que no sucede actualmente en Brasil.
La especialista apuntó que "la dilución de la vacuna" igualmente "proporciona protección", pero el problema es que lo hace "para un período mucho más corto; exactamente, 10 veces menor". Esto significa que con este sistema la gente quedará protegida "por solo un año, no por 10".