La isla Sentinel del Norte, administrada por la India, es una ínsula de 72 kilómetros cuadrados —aproximadamente el tamaño de Manhattan— que forma parte del archipiélago de las Andamán, situado en el golfo de Bengala.
Lejos de ser un paradisíaco destino vacacional, está habitada por una población de más de 500 indígenas que actúan agresiva y hostilmente contra cualquier foráneo que intente acceder a ella.
Los sentineleses forman parte de una tribu que rechaza cualquier contacto con el resto de la civilización y protege activamente sus fronteras: en 2004, sus habitantes atacaron con flechas un helicóptero indio que llegó a examinar el territorio tras el tsunami en el océano Índico de aquel año. A esto se suman varios casos de desapariciones en la isla, un hecho que ha obligado a las autoridades del país a pedir a los curiosos que se mantengan alejados del lugar.
Desde hace décadas, tanto antropólogos como las autoridades indias han intentado entrar en contacto con los miembros de la tribu, quienes se han mantenido escépticos y cautelosos ante los forasteros, a pesar de que estos les regalaban víveres y utensilios típicos de la civilización moderna.
No obstante, y aunque algunas personas han logrado contactar y ser recibidos amistosamente por los sentineleses, la isla Sentinel del Norte aún se rige bajo sus propias leyes tribales, ajena a todo lo que ocurre en el mundo exterior, y su población es considerada una de las sociedades más aisladas del planeta.