El pasado 29 de marzo fue asesinado el periodista Armando Arrieta, jefe de redacción del periódico 'La Opinión de Poza Rica', del estado mexicano de Veracruz. De acuerdo con las investigaciones policiacas, le dispararon cuando bajaba de su automóvil, justo a las puertas de su casa.
Este "acto condenable", como han sugerido las autoridades mexicanas, se suma al asesinato de otros cuatro periodistas en lo que va del año. Así, tan solo en marzo en México se cometieron los homicidios de Miroslava Breach, reportera del diario 'Norte'; Cecilio Pineda, que escribía en 'La Voz de Tierra Caliente' de Guerrero; y Ricardo Monlui, que escribía para 'El Sol de Córdoba', en Veracruz.
La situación que viven los periodistas en México resulta preocupante. De acuerdo con Artículo 19, una agrupación global defensora de la libertad de expresión, el 99,75 % de los casos de asesinatos a comunicadores quedan impunes. De las más de 800 denuncias penales hasta la fecha, solo en tres expedientes fueron procesados asesinos materiales, no intelectuales.
Ese colectivo también asegura que, desde el año 2000 hasta la fecha, ese país latinoamericano ha registrado 103 homicidios de periodistas, mientras que otros 23 trabajadores de ese gremio se encuentran "desaparecidos". Esta situación se da a pesar de que la Secretaría de Gobernación de México (Segob) cuenta con un 'Mecanismo de Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas'.
"Un clima hostil en todos los frentes"
Jenaro Villamil, reportero de la revista 'Proceso', ha asegurado a RT en Español que "el peor periodo de crímenes cometidos contra comunicadores en México" coincide con el periodo de "alternancia política, de 2000 a 2017", situación que certifica "un ascenso del narcoestado y no de la democracia".
Villamil está convencido que "Veracruz —uno de los estados más peligrosos para ejercer el oficio periodístico en México— necesita un seguimiento urgente y especial", una 'Comisión de la Verdad' que "vincule los crímenes de periodistas con las desapariciones y la presencia de las llamadas fosas clandestinas".
Por su parte, Verónica Calderón, editora de la delegación en América Latina y el Caribe del instituto para realizar coberturas informativas durante la guerra y la paz (IWPR, por sus siglas en inglés), considera que "los reporteros mexicanos se enfrentan a un clima hostil en todos los frentes, comenzando desde la propia redacción de los medios de comunicación".
Calderón añadió a RT que "los sueldos y las condiciones laborales del gremio periodístico en México son lamentables y, en muchas ocasiones, los periodistas se enfrentan a la autocensura y la actitud de algunos directivos, que mantienen los usos propios de un sistema partidista que se mantuvo en el poder político en México durante más de 70 años, el Partido Revolucionario Institucional (PRI)".
A pesar de que el Gobierno mexicano se ha pronunciado a favor de mejorar las condiciones para ejercer el periodismo, lo cierto es que los medios de circulación local y nacional de ese país han decidido dar por terminada la cobertura noticiosa, así como la impresión y la distribución de periódicos como 'Norte' en Ciudad Juárez, Chihuahua.
José Luis Montenegro