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El papel oculto de Estados Unidos en el auge de la tecnología armamentística china

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Muchos científicos han vuelto a China después de trabajar en Los Álamos y en otros importantes centros de investigación del sector militar de Estados Unidos.

Desde hace más de una década, el Gobierno de Pekín ha redoblado sus esfuerzos para traer de vuelta al país a científicos de origen chino con experiencia en centros de investigación estadounidenses vinculados a programas de armas nucleares y otras investigaciones militares, así como en la NASA y en compañías aeroespaciales como Lockheed Martin y Boeing.

Los proyectos en los que estaban involucrados estos científicos e ingenieros abarcaban desde tecnologías de misiles hipersónicos, capaces de penetrar a través de cualesquiera defensas antimisiles enemigas, hasta de diseño de submarinos supersilenciosos, informa la edición internacional del South China Morning Post

Muchos de ellos trabajaron en el Laboratorio Nacional de Los Álamos (Nuevo México), el lugar de nacimiento de la bomba atómica. Otros lo hicieron en centros como el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore, en California, que desempeña un papel clave en el programa actual de armas nucleares de Estados Unidos, o en el Laboratorio de Investigación en Wright-Patterson, situado en una base de la Fuerza Aérea en Ohio.

El 'club de Los Álamos'

En China hay tantos especialistas repatriados que han trabajado en Los Álamos que en las universidades e institutos de investigación chinos ya han sido bautizados como los del 'club de Los Álamos', señala el South China Morning Post.

El laboratorio de Los Álamos (LANL, por sus siglas en inglés) alberga una amplia gama de instalaciones de investigaciones militares, incluyendo un superordenador y un acelerador de partículas destinados al desarrollo de armas. El centro contrata a gran cantidad de extranjeros para "suplir la escasez de talentos científicos e ingenieros" estadounidenses, apunta el portal chino, que revela que más del 4% de sus casi 10.000 empleados son de origen asiático.

¿Quiénes son y qué secretos se llevan consigo?

En 1999, sin embargo, un incidente enturbió la relación entre estos trabajadores y su país de adopción. Aquel año, EE.UU. acusó a un físico del LANL, el taiwanés-estadounidense Wen Ho Lee, de haber entregado a China el diseño de la cabeza nuclear más avanzada de Estados Unidos en aquel momento.

Los cargos fueron retirados en 2006 debido a la falta de pruebas, pero el caso provocó un malestar generalizado entre los científicos de origen chino del laboratorio, que fue aprovechado por las autoridades del gigante asiático.

China ha estado intentando traer de vuelta al país a científicos formados en el extranjero desde la misma fundación de la República Popular, en 1949. Su primer gran éxito lo consiguió en 1955, año en que Qian Xuesen abandonó el Instituto de Tecnológico de Massachusetts (MIT) para dirigir el programa de cohetes espaciales y militares del país asiático. 

En los últimos años, Pekín ha intensificado sus esfuerzos para atraer a cientíticos con experiencia en investigaciones de defensa, para lo que ha usado tanto generosos incentivos económicos y promesas de mejora profesional como apelaciones al patriotismo.

Uno de los eminentes científicos que decidió regresar fue el profesor Chen Shiyi, que en 2001 cambió el LANL por la Universidad de Pekín, donde se hizo cargo de la dirección de su Laboratorio Estatal de Turbulencias y desempeñó un papel clave en el desarrollo de vehículos hipersónicos chinos.

En abril del año pasado, China probó un misil hipersónico de crucero capaz de alcanzar velocidades de hasta 11.000 km/hora: aproximadamente 10 veces más rápido que la velocidad del sonido.

El desarrollo de un arma de estas características requiere instalaciones de prueba sofisticadas, como túneles de viento de alta velocidad. Fue el laboratorio del propio Chen el que construyó el primer túnel de este tipo en China

En 2015, el Gobierno central designó a Chen, entonces vicepresidente de la Universidad de Pekín, para dirigir la Universidad del Sur de Ciencia y Tecnología (SUSTech), con la ambiciosa misión de convertir este joven centro académico de Shenzhen en el 'Stanford chino'.

Una de las primeras cosas que hizo Chen fue contratar a numerosos excolegas del LANL y fundar así el famoso 'club de Los Álamos'. Desde entonces, el número de científicos chinos repatriados desde Estados Unidos ha crecido rápidamente en otros institutos de investigación como la Universidad de Pekín, la Universidad de Tsinghua o el Instituto Tecnológico de Harbin y otros.

Uno de ellos fue el doctor Zhao Yu-Sheng, exlíder del equipo de investigaciones del Centro de Neutrones del LANL. Zhao se unió al SUSTech como profesor de Física en 2015 después de 16 años trabajando en EE.UU. y empezó a supervisar la planificación de los desarrollos de la universidad como director de Investigación.

Otro miembro de este selecto club es el doctor Wang Xianglin, que dejó el LANL en septiembre del año pasado para convertirse en catedrático del Departamento de Química del SUSTech. Wang trabajó más de 18 años en el laboratorio de Nuevo México trabajando en la división química, donde desarrolló nuevos materiales para aplicaciones de seguridad como dispositivos de almacenamiento de energía y biosensores.

A su vez, el doctor He Guowei, investigador del Instituto de Mecánica del LANL y especialista en turbulencias, abandonó la institución estadounidense poco después de Chen. Actualmente, su equipo está desarrollando en China modelos informáticos para el desarrollo de submarinos silenciosos.

Y así, la lista de científicos formados en EE.UU. que están contribuyendo a crear una auténtica 'Edad de Oro' en el desarrollo de la tecnología armantentística china parece que, de momento, no tiene fin.

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