La ONG Médicos Suecos para los Derechos Humanos (SWEDHR, por sus siglas en inglés), analizó videos de los Cascos Blancos que pretenden mostrar las consecuencias de un ataque de gas en el poblado sirio de Sarmín, en la provincia de Idlib, que tuvo lugar en marzo de 2015. Todo lo mostrado en los videos resultó ser falso.
A principios de marzo la organización acusó a los Cascos Blancos de falsificar la información, ya que descubrió que los videos no solo eran falsos, sino que para su producción se utilizó a niños muertos. Al mismo tiempo, la SWEDHR aclaró que no acusaba ni a Cascos Blancos ni al personal mostrado en los videos de haber asesinado a los menores.
En uno de los videos, durante el procedimiento en el que supuestamente se pretendía salvar la vida de un niño "no se inyectó en él ninguna sustancia, mientras el médico introducía una jeringuilla en una simulada maniobra de inyección intracardiaca". La SWEDHR señala que si el niño aún no estaba muerto durante la grabación, "habría muerto por el procedimiento de la inyección".
"Los tres niños sometidos al tratamiento para salvar sus vidas en el segundo video estaban muertos", reza el informe. En la filmación, la causa de muerte de los niños se atribuye a la dispersión de cloro, pero el motivo de su deceso fue debatido por distintos médicos. En ese sentido, el niño que recibió una supuesta inyección podría haber muerto de sobredosis de drogas, como opiáceos, según uno de los médicos británicos.
"La producción de los videos sirvió para el objetivo inmediato de los Cascos Blancos y los 'rebeldes moderados' de promover 'su' campaña a favor de una zona de exclusión aérea en Siria", que a su vez radicó en la "doctrina de Hillary Clinton", sostiene el autor del informe, Marcello Ferrada de Noli.