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Hitler sí utilizó armas químicas...pero no tantas como Estados Unidos

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Las declaraciones del portavoz de la Casa Blanca negando que Hitler o los EE.UU hayan utilizado agentes tóxicos como arma merecen una revisión histórica.

"No usamos armas químicas en la Segunda Guerra Mundial. Incluso alguien tan despreciable como Hitler no cayó en el uso de armas químicas", así habló Sean Spicer como portavoz de la Casa Blanca. No es extraño que la inmediata indignación internacional -y el propio peso de la Historia- le hayan obligado a matizar sus palabras y pedir disculpas. Sin embargo, el problema no se limita únicamente a que su declaración fuera "insensible e inapropiada", como él mismo admitió; se trata más bien de que son mentiras históricas ciertamente importantes, y sobre todo, de que provienen de una institución cuya legitimidad para establecer juicios morales sobre el uso de armas químicas es, a estas alturas de la Historia, más que dudosa.

Conviene comenzar con una precisión conceptual: las armas químicas son las que utilizan las propiedades tóxicas de determinadas sustancias para matar, herir o incapacitar a un enemigo. Se diferencian de las armas convencionales o de las armas nucleares porque sus efectos destructivos no se deben principalmente a una fuerza explosiva, sino a sus efectos tóxicos o contaminantes. Hay diferentes criterios de distinción, y en ocasiones se distingue el uso ofensivo de organismos vivientes (como el Bacillus anthracis, agente responsable del carbunco) como arma biológica, más que como arma química, pero según la Convención sobre Armas Químicas de 1993, se considera arma química a cualquier sustancia química tóxica, sin importar su origen, con la excepción de que sean utilizados con propósitos permitidos. 

  • El holocausto vietnamita: el napalm y agente naranja

No cabe duda de que Hitler utilizó agentes tóxicos para masacrar al pueblo judío, y por lo tanto las declaraciones de Spicer no sólo no tienen sentido, sino que  corren el riesgo de resultar profundamente hipócritas: "Estados Unidos utilizó agentes químicos durante la Segunda Guerra Mundial en pequeña escala, y de forma masiva en la Guerra de Vietnam", señala Adriana Collado, experta en Historia de EE.UU, en un breve artículo al respecto, en el que también señala que el ejército norteamericano "utilizó el napalm por primera vez en la Segunda Guerra Mundial, tanto en Europa como en el Pacífico, así como o en la Guerra de Corea. Pero donde se usó mucho más fue en Vietnam, donde se arrojaron miles de toneladas de bombas de napalm entre 1963 y 1973. Un 60% de las víctimas vietnamitas sufrieron quemaduras de primer grado".


"Estados Unidos utilizó agentes químicos durante la Segunda Guerra Mundial en pequeña escala, y de forma masiva en la Guerra de Vietnam"
Adriana Collado, experta en Historia de EE.UU

 

En cuanto al uso del llamado 'agente naranja', Collado recuerda que "EEUU diseminó el agente naranja en las selvas y campos, de Vietnam, Laos y Cambodia, para eliminar la vegetación y así exponer  al enemigo. También destruyeron los campos de cultivo que eran el sustento tanto de los soldados como de la población civil. Se arrojaron 43 millones de litros, cubriendo el 24 por ciento del sur del país con el veneno". El agente naranja contiene dioxina, un componente extremadamente agresivo y muy tóxico, capaz de provocar diferentes enfermedades y trastornos genéticos.   

  • La extraña química entre EE.UU. e Irak

Si nos remontamos a la guerra entre Irán e Irak (1980-1988) encontramos de nuevo al ejército de los EE.UU involucrado en una masacre perpetrada con agentes químicos letales.  El 16 marzo de 1988, Irak llevó a cabo un ataque con gases nerviosos contra la ciudad de Halabja, controlada en esos momentos por tropas iraníes y guerrillas kurdas aliadas con Teherán. 


" Ocho aviones comenzaron a arrojar bombas químicas, en un ataque infernal que duró toda la noche, intoxicando la región con agentes múltiples como el gas mostaza y los gases sarín, tabun y VX, entre otras sustancias "

 

Irak contaba entonces con el apoyo de los Estados Unidos, y oficializó la versión de que las muertes se habían producido accidentalmente, cuando los iraníes manejaban agentes químicos, según consta en documentos desclasificados del Departamento de Estado de los Estados Unidos. Pero finalmente, el informe de Pascal Zanders, del Proyecto de Guerra Química y Biológica en el Instituto Internacional de Investigaciones para la Paz de Estocolmo, concluyó por primera vez que el culpable de los ataques había sido Irak. 

Pocos años después la relación entre Estados Unidos e Irak se había deteriorado notablemente, pero el uso de armas químicas como recurso militar estadounidense seguía vigente. De las filtraciones realizadas por Wikileaks y de diversos informes sanitarios se desprende que  EE.UU utilizó agentes químicos como el fósforo blanco o el uranio empobrecido en sus ataques sobre Faluya en 2004. Además, se ha registrado un crecimiento drástico de los trastornos genéticos en niños de esa región. De hecho, la tasa de malformaciones atribuidas a estos bombardeos es del 15% de la población de la ciudad, lo que supera proporcionalmente la tasa de deficiencias genéticas ocasionadas por las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki.

  • Experimentos y otras aberraciones 

Las agresiones tóxicas perpetradas por los Estados Unidos no se circunscriben únicamente al ámbito bélico. Experimentos sanitarios, estudios científicos y pruebas militares consistentes en la manipulación de substancias tóxicas salpican la historia del país con unas manchas éticas muy difíciles de borrar.

Entre los años 1946 y 1948, EE.UU. llevó a cabo un experimento en el que miles de personas de Guatemala fueron infectadas intencionadamente con sífilis y gonorrea sin su conocimiento. Éstas pruebas se llevaron con la aprobación del Gobierno guatemalteco y no fueron conocidos públicamente hasta el año 2003. Hillary Clinton tuvo que pedir disculpas oficialmente.

En 1931 tuvo lugar otro hecho increíble: un médico llamado Cornelius Rhoads recibió financiación del Instituto Rockefeler para realizar una serie de experimentos en Puerto Rico. Parte de su macabra investigación consistió en que infectar a cientos de ciudadanos puertorriqueños con células cancerígenas. Trece de ellos murieron. 

  • Contra su propio pueblo

Los propios ciudadanos estadounidenses también han sido víctimas, en varias ocasiones, de la agresividad tóxica de su gobierno.

Conviene recordar en este sentido un macabro experimento llevado a cabo en 1932: el "Experimento Tuskegee". Aunque no se trata de una agresión química propiamente, sino de una escandalosa omisión y de una manipulación de la información completamente indigna, seguramente hasta el propio Sean Spicer tendría que reconocer que esta práctica también es "insensible e inapropiada". Médicos financiados por el Gobierno de EE.UU. realizaron precisamente en Tuskegee, Alabama, un experimento que tenía como objetivo estudiar la progresión natural de la sífilis sin la ayuda de tratamiento. A lo largo de 40 años, 399 pacientes sifilíticos, la mayoría de ellos pobres, negros y analfabetos, creyeron que se les estaba proporcionando asistencia médica estatal gratuita, mientras que, en realidad, no recibían tratamiento alguno y ni siquiera sabían que tenían sífilis.

Al mismo tiempo, los médicos seguían controlando su estado de salud para ver si se daba algún caso de autocuración de la enfermedad. Al final del estudio, solo 74 personas de los enfermos seguían con vida, mientras que 28 pacientes murieron directamente a causa de la sífilis, otros 100 murieron a causa de complicaciones relacionadas con la enfermedad, 40 esposas de los pacientes resultaron infectadas y 19 niños nacieron con sífilis congénita.

Destaca también la impresionante 'operación Big Buzz' (1955), digna de un guión cinematográfico, en la que el ejército estadounidense soltó millones de mosquitos portadores de la fiebre amarilla y dengue sobre Savannah, estado de Georgia, y Avon Park, Florida, desde aviones bombarderos E-14. La población sufrió problemas respiratorios, fiebre tifoidea, y se atribuyeron numerosos abortos a esta causa. 

Y por último, uno de los casos más conocidos, registrado en 1993: 'la masacre de Waco', en la que fallecieron 76 miembros de la secta de los Davidianos (21 de ellos niños). Fue el resultado de una redada llevada a cabo por el FBI, por la supuesta presencia ilegal de armas en el rancho en el que vivían. El enfrentamiento entre los adeptos a la secta y los agentes del FBI comenzó con un tiroteo y un asedio que duró más de 50 días, hasta que la escalada de violencia terminó en un incendio de consecuencias fatales. Aunque el FBI niega el uso de armas químicas, varias fotografías de algunas de las autopsias muestran cuerpos de niños en poses espásmicas, más parecidas a la intoxicación por gas

A la vista de todo lo expuesto hasta aquí, resulta como mínimo muy extraño escuchar al portavoz de la Casa Blanca referirse al uso de armas químicas como algo tan aberrante que ni siquiera "alguien tan despreciable como Hitler" sería capaz de hacer. Es como si Spicer se estuviera dirigiendo a una audiencia que ignorara completamente la historia contemporánea: es decir, un insulto a la inteligencia. Lo cierto es que Hitler fue lo suficientemente despreciable como para hacer uso de armas químicas, de manera sistemática y brutal. Sin embargo, su uso de las armas químicas no fue tan variado ni prolongado en la Historia como el que ha hecho Estados Unidos. 

David Romero

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