¿Derrotar al EI? ¿Para qué? Columnista de 'The New York Times' propone a EE.UU. nuevo plan en Siria

El triple ganador del Premio Pulitzer y columnista de 'The New York Times' Thomas Friedman defiende que Trump debe "dejar que el EI sea un dolor de cabeza" para Al Assad, Irán, Hezbolá y Rusia.

El triple ganador del Premio Pulitzer y columnista de 'The New York Times' Thomas Friedman defiende que EE.UU. "se alíe efectivamente con el Estado Islámico en Siria", denuncia en un nuevo artículo para RT el periodista irlandés Bryan MacDonald.

Friedman, defensor de los bombardeos de Serbia y la guerra en Irak

En opinión de MacDonald, Friedman "parece excitarse" por la perspectiva de una guerra —"verla, no participar en ella, por supuesto"— y cree que sería más apropiado que 'The New York Times' le dejara expresarlo en "su espacio privado antes que en las páginas del periódico".

En este sentido, MacDonald recuerda dos de los llamamientos a la guerra realizados por Friedman en el pasado:

"Propuesta desquiciada y francamente psicótica"

Ahora, este columnista está "golpeando otra vez los tambores de la guerra", esta vez en Siria, escribe MacDonald, quien califica la propuesta de Friedman de "tan espantosamente pestilente y venenosa que se describe mejor como ántrax escrito", pues lo que hace desde las páginas de 'The New York Times' es explicar cómo EE.UU. debe manipular al Estado Islámico para conseguir sus objetivos en Siria.

"Sí, el mismo EI que está tratando de devolver Oriente Medio a una época en torno a 1389, en una extraña simbiosis con su receta para los serbios", subraya el analista.

Según apunta MacDonald citando un artículo de Seth Frantzman para el diario 'Jerusalem Post', su propuesta equivale a decir que EE.UU. "debió haber reducido la presión sobre los nazis para que los soviéticos se desangraran en la década de 1940".  

Además, en opinión del periodista irlandés, la sugerencia de Friedman "es desquiciada y francamente psicótica", pero "el transgresor real" aquí es 'The New York Times', que "le da su 'imprimátur' a los delirios de un escritor que está claramente enfermo", a la vez que "en el proceso debilita aún más el nombre de lo que una vez fue una respetable cabecera".