Penny Freeman, de 73 años, se llevó una gran sopresa cuando unos agentes de policía llamaron a su puerta en la ciudad de Bridlington, Yorkshire del este (Reino Unido), y le advirtieron que podría ser demandada por robo si no devolvía las pelotas de los niños del vecindario que caen accidentalmente en su jardín mientras juegan al fútbol.
La mujer respondió que se quedaba con los balones porque los niños no iban a recogerlos y pretendía que "aprendieran las consecuencias". "El año pasado, pensamos quedarnos con las pelotas durante una semana para ver si venían a buscarlas. Pero no lo hicieron", contó.
"Este año pensamos hacer lo mismo, pero vino la policía y pidió que las devolviéramos", agregó la mujer, según publica el sitio Hull Daily Mail.
Penny Freeman, 73, has spent £3,000 on the walled garden at her Victorian semi in Bridlington, East Yorkshire. https://t.co/SauQjeGELZ— Thus Spake (@thus_spake) 15 de abril de 2017
El principal enojo de la señora Freeman es que los balones que caen a través de su medianera le destruyen las plantas de su jardín, en el que dice haber invertido unos 3.700 dólares. "Estoy muy enojada, pusimos mucho trabajo en este jardín", se quejó.
La respuesta de los vecinos
Ante esta actitud, su vecina, madre de dos niños de de 11 y 6 años, contó que sus hijos niños estaban demasiado asustados para ir a pedir los balones, ya que la mujer es "un poco grosera". "Le tengo miedo", confiesa ella también.
Los voceros policiales explicaron que visitaron a las dos partes en conflicto y hablaron con ellas para tratar de ayudarlas a resolver el asunto y evitar que el problema vaya a más.