"Amigos o enemigos": Cómo depende de China que no se desate un conflicto en la Península coreana
La tensión en la Península coreana ha aumentado en las últimas semanas hasta alcanzar un nivel de crisis similar a la época de la Guerra de Corea (1950-1953). China, que actuaba como moderador imparcial en el conflicto entre Corea del Norte y EE.UU., ha acabado por quedar atrapado en este problema teniendo en sus manos un papel crucial para solucionar la situación de forma pacífica y evitar guerra nuclear, opina el columnista de 'The Telegraph' John Hemmings.
EE.UU., que acusa a Pekín de proteger el mercado negro internacional con el que Pionyang financia desde el exterior su programa nuclear, amenaza con imponer sanciones sobre China si no toma cartas en el asunto.
Según Hemmings, una de las opciones que Pekín tiene en sus manos para llegar a una solución pacífica a la crisis norcoreana es la de convencer a Pionyang de que abandone su pretensión militar nuclear, para así permanecer como aliados y proteger a Corea del Norte bajo el ala nuclear china. "Seguir siendo amigos o ganarse su enemistad", resume el columnista.
Otro posible escenario es que Pekín se vea con mayores posibilidades de ganarle la mano y el farol a Trump, quien podría no tener el apoyo en su país parar declarar la guerra a Corea del Norte y mucho menos imponer sanciones a China.
Asimismo, Corea del Sur y Japón también abogarían por llegar a una solución diplomática en conjunto con los estadounidenses y los norcoreanos, con lo que se volvería a unos acuerdos de diálogo multilaterales similares a los de hace unos años. La diferencia es que en este momento, Pionyang no tendría intención alguna de desarmar su arsenal nuclear y poder "chantajear a los países de la región para obtener recursos energéticos", señala el columnista de 'The Telegraph'.
No obstante, esta situación desembocaría en que, con el tiempo, se produzca un peligroso efecto dominó con otros Estados de la región asiática, que se armarían y desarrollarían sus propios programas nucleares para plantar cara a Corea del Norte, apunta Hemmings.