El pasado 20 de abril, el Tribunal Supremo de Rusia determinó que los Testigos de Jehová son un grupo extremista, con lo que su actividad quedó prohibida en todo el territorio nacional y sus bienes serán confiscados.
Antes de esa decisión de la corte, Yevgeny Levkóvich, corresponsal del proyecto mediático Russia Beyond the Headlines, se infiltró en un congreso de la organización en Moscú y recogió posteriormente el comentario de uno de sus miembros.
Según contó el reportero, esto sucedió cuando el Ministerio de Justicia ruso ya había suspendido la actividad del grupo en el país. Levkóvich consiguió ponerse en contacto con el Centro Administrativo de los Testigos de Jehová en San Petersburgo y comunicarle el deseo de asistir a uno de sus encuentros en Moscú. Pese a que esa prohibición implicaba también el veto para reuniones, señala el periodista, le proporcionaron la dirección del evento en la capital rusa y le señalaron los días en que tendría lugar.
El corresponsal contó que estuvo en la reunión de manera encubierta y que era el único periodista en la sala, que contaba con capacidad para 300 personas. Es allí donde el reportero conoció al acomodador Anatoly, quien le explicó que se trataba no de un simple encuentro, sino de un congreso del grupo, que se celebra una vez cada seis meses y es presenciado por casi toda la dirección.
Tiempo después, cuando el tribunal ruso prohibió finalmente la actividad de los Testigos de Jehová, Levkóvich llamó a Anatoly y le preguntó sobre qué iba el grupo a hacer tras el veredicto. "Rezaremos a Dios", fue la respuesta. "Todos los que intentaron hacernos daño han terminado en la miseria. Hitler quería quemarnos en sus hornos, Stalin quería mandarnos a pudrirnos en Siberia, ¿y dónde están ahora? Están maldecidos, y nosotros vivimos. Sobreviviremos. No vamos a rendirnos".
Sin embargo, Anatoly no precisó qué métodos planea llevar cabo la organización con el fin de no rendirse.