"Yo soy Karl Rodríguez": Habla el primer trans venezolano operado en un hospital público

Aunque la legislación venezolana no reconoce la identidad de género autopercibida, un hospital público ha iniciado un programa de atención médica a la comunidad transexual.

Tiene 42 años y ha vivido situaciones que habrían desquiciado a cualquiera. Por ejemplo, habitar un cuerpo que no sentía totalmente suyo. Pero de esos 15.330 días no duda un solo instante al precisar cuál ha sido el "más horrible" de toda su existencia: el martes 23 de mayo de 1989.

Ese día las mellizas Rodríguez, nacidas en un hogar humilde de Catia (en el oeste de Caracas) cumplían 15 años de edad y, a pesar de las carencias, sus padres decidieron seguir la tradición y presentarlas en sociedad.

La fiesta incluía vestido tipo princesa para las niñas y el infaltable vals que las chicas bailan con su padre, tíos y otros familiares cercanos. Pero para una de las mellizas esa fiesta no significó ilusión alguna, fue como cruzar un desierto.

Aquella noche de 1989, una de las hermanas (además de los 15) cumplía nueve años de haber asumido su identidad sexual, se sabía hombre y lo dijo, pero sus padres la forzaron a pasar por aquella parafernalia social.

"Esa fiesta fue horrible, me obligaron. Yo, desde que cumplí 6 años he sido hombre. Por eso prefiero no decirte el nombre con el que mis padres me registraron legalmente. Yo soy Karl Rodríguez y punto", afirma a RT el protagonista de esta historia.

Sin vuelta atrás

En 2012 Rodríguez tomó la irreversible decisión de someterse a un proceso de adecuación corporal, para eliminar con el bisturí lo que no cede con terapia hormonal.

Había pasado su adolescencia y primera juventud investigando sobre los procedimientos quirúrgicos, en un país donde los temas de la sexo-género-diversidad siguen siendo condenados, débilmente asomados en las legislaciones y casi imposibles de pagar en las clínicas privadas.

No había sido masificado el Internet en Venezuela, por lo que Karl escarbó en libros, recortó revistas y vio cuanto programa de televisión dejaba asomar algún tema que le sonara parecido al suyo.

Con los años se hizo de argumentos sólidos para defender su transexualidad ante el más inquisidor de los jurados: la familia. "El ambiente familiar fue más difícil de enfrentar que la escuela o la secundaria", relata Rodríguez.

Pionero

El día que entró a la primera consulta con un sexólogo, sus padres estaban a su lado, lo mismo que su compañera de vida con la que lleva una década.

Le siguió un rosario de terapias familiares, exámenes médicos, evaluaciones psicológicas, psiquiátricas y electroencefalogramas, pero "no me importó pasar por cada uno de ellos porque yo sabía que estaba en el camino correcto". "Los médicos tratan de confirmar cuán seguro está uno de su decisión o si está bien mentalmente", afirma.

El 21 de marzo de 2017, mientras se abría paso la primavera, Karl Rodríguez fue operado de histerectomía total y mastectomía en los quirófanos del hospital José Gregorio Hernández (también llamado Los Magallanes de Catia) convirtiéndose así en el primer venezolano transexual que es intervenido en un centro de salud público.

A contramano de la legislación de esta nación latinoamericana, que no reconoce la identidad de género autopercibida, el hospital caraqueño desarrolla un programa de atención en salud transexual, único en el país.

El mismo camino

Cuando Karl cursó la escuela, no se había inventado el término 'bullying'. Pero de haber existido "no lo habría padecido", asegura.

Desde niño fue extrovertido, 'entrador' se dice en Venezuela. Le gustaban los deportes, especialmente el fútbol, y, aunque jugaba en equipos de varones, "nadie se metía conmigo, porque yo no tenía problemas en entrarme a golpes". "Así que me gané el respeto de los compañeros de clases. Nunca fui sumiso", recuerda.

Pero el rasgo más importante de su personalidad lo describe con un venezolanismo: "Yo no le paro bolas a nada –expresión que significa que no le presta mucha atención–". Gracias a esa cualidad se libró de las estadísticas que auguran depresiones y suicidios para muchos miembros de la comunidad sexo-género-diverso.

¿Y ahora?

Hace cinco años que Karl recibe un tratamiento de sustitución hormonal, también dirigido desde un hospital público (el Vargas). Quisiera adoptar, cambiarse legalmente el nombre, "pero en Venezuela los procesos para hacerlo son muy engorrosos y aún las leyes no nos facilitan las cosas", explica.

Cabe destacar recientemente el máximo tribunal de este país, reconoció a la primera familia homoparental.

Según admitió a RT, Rodríguez acepta las entrevistas porque quiere compartir su experiencia con todo el que quiera oírlo."Podemos ser como queremos ser, ahora existen estas opciones públicas en los hospitales. No tenemos que vivir frustrados", concluye.

 

Ernesto J. Navarro