Tres años después: Los culpables de que 42 manifestantes murieran quemados en Odesa siguen impunes
Este 2 de mayo se cumplen tres años de la terrible tragedia en la ciudad ucraniana de Odesa, cuando como resultado de los enfrentamientos entre activistas prorrusos y nacionalistas ucranianos perdieron la vida 48 personas, la mayoría de las cuales fueron quemadas vivas en un incendio provocado en el edificio de la Casa de los Sindicatos. Más de 200 resultaron heridas.
Los culpables de esta matanza, inédita en tiempos de paz, no han sido identificados ni condenados hasta la fecha, mientras que la investigación sigue estancada, especialmente por la continua reestructuración de la Policía ucraniana. En los últimos dos años, de cien causas que llegaron al tribunal, unas ochenta fueron denegadas o trasladadas a otros juzgados.
Unos 3.000 policías y soldados han sido desplegados en la ciudad este martes para intentar prevenir los choques que desde el 2014 acompañan a esta fecha.
El año pasado, las autoridades incluso invitaron a voluntarios ultranacionalistas del Batallón Azov para que les ayudaran a bloquear la entrada a la plaza Campo de Kulikovo, el lugar donde se produjeron los hechos más violentos en 2014, adonde los manifestantes pretendían dirigirse para conmemorar a las víctimas.
Este año, la situación en la ciudad sigue siendo bastante tensa, ya que tanto familiares de las víctimas y activistas prorrusos como representantes de ultraderecha ucraniana quieren llevar a cabo sus propias manifestaciones. Mientras las autoridades siguen sin identificar y castigar a los culpables, ambas partes se echan la culpa los unos a los otros de lo ocurrido.
Una tragedia silenciada
El 2 de mayo de 2014, las manifestaciones callejeras, en auge en el país en medio de la crisis política que se produjo en Ucrania tras el derrocamiento del presidente Víctor Yanukóvich, desembocaron en fuertes enfrentamientos en varias partes de la ciudad de Odesa, donde murieron 6 personas por impacto de bala o a consecuencia de golpes.
Finalmente, los choques se trasladaron al Campo de Kulikovo, donde los manifestantes contra el nuevo Gobierno intentaron a refugiarse en la Casa de los Sindicatos. Los nacionalistas prendieron entonces fuego al edificio, donde cientos de personas quedaron atrapadas.
42 personas murieron allí por el fuego o al saltar por las ventanas intentando salvarse del incendio. Otras 208 resultaron heridas como consecuencia del incendio y de los enfrentamientos.
Los testigos denunciaron la actuación tanto de la Policía como de los bomberos, que no llegaron a tiempo al lugar de los hechos a pesar de que su puesto se encuentra a menos de un kilómetro del edificio.
De hecho, los entonces vicejefe de Policía y el jefe del Servicio de Situaciones de Emergencia de Odesa están siendo investigados por su posible responsabilidad en la matanza. La Fiscalía los acusa, respectivamente, de inacción criminal y de dar la orden de no enviar a los bomberos.
Pese a la gravedad de lo ocurrido, la tragedia de Odesa no obtuvo una gran cobertura por los medios internacionales. Gran parte de la prensa en lengua española evitó mencionar en sus titulares quiénes estaban detrás del ataque y quiénes fueron las víctimas del mismo.