Fundador y presidente del movimiento Yes California, Louis Marinelli anunció el pasado 17 de abril su decisión de dejar de recoger las firmas que permitirían celebrar el referéndum en noviembre de 2018 para impulsar el denominado 'Calexit', proceso de escisión de California de Estados Unidos.
Si los organizadores hubiesen recogido suficientes firmas para finales de julio y luego los votantes aceptaran modificar el fragmento de la Constitución del estado que reza que California es "parte inseparable" de EE.UU., en marzo de 2019 podría celebrarse una votación para decidir si California puede salir del país. Sin embargo, los planes de Marinelli cambiaron.
Viento de cambios
Decepcionado por el sistema político y económico estadounidense, decidió mudarse a Rusia, país que ya había visitado y en el cual se estableció en 2016 en busca de una nueva vida. La ausencia de ganas de vivir bajo la bandera estadounidense se debió en parte a su propia experiencia. Como estuvo casado con una rusa, sintió en carne propia los pormenores de la cambiante legislación migratoria de EE.UU., que contribuyó a su ruptura matrimonial, en todo su 'esplendor'.
Si antes tenía pensado regresar a California para continuar la campaña independentista, ya no tiene ganas de volver de Rusia, donde "continuará siendo el representante de la República de California" hasta el día que el estado se independice, según confiesa en un comunicado del 17 de abril.
Desde el año pasado, Marinelli vive en la ciudad rusa de Ekaterimburgo, ubicada en los Urales. Imparte clases de inglés en una escuela de idiomas y ha encontrado felicidad y una vida libre de frustración y resentimiento hacia su patria.
¿Fueron solo motivos personales los que lo empujaron a abandonar la iniciativa del 'Calexit' y dejar de recoger las firmas? ¿Cuán factible es la escisión de California? ¿Cómo ha cambiado su actitud hacia la vida tras el tiempo que ha vivido en Rusia? En una entrevista exclusiva para RT, Louis Marinelli responde a estas y otras preguntas.
– A mediados de abril usted anunció su intención de quedarse en Rusia y revocar la petición para la celebración del referéndum sobre la independencia de California. Si dejamos aparte los motivos personales de esta decisión, ¿se puede decir que se ha decepcionado con la iniciativa?
L.M.: No. La iniciativa está apropiadamente elaborada como para ganarse el reconocimiento internacional de otras naciones si hubiera sido aprobada por el pueblo en 2019. Fue revocada por la realidad política de que su autor (yo) decidió mudarse a Rusia de manera permanente y no sería correcto que el pueblo de California votase en un referéndum de independencia preparado por alguien que se ha trasladado a vivir a Rusia. Por consiguiente, fue retirada para poder ser reestructurada y presentada nuevamente en el futuro próximo (antes del verano) por los californianos locales y nativos que residen en California.
– Para celebrar el referéndum en noviembre de 2018 tuvo que recoger alrededor de 600.000 firmas para el 25 de julio. ¿Cómo se desarrolló esta campaña? ¿Consiguió recoger la mayor parte de las firmas para abril? ¿Cómo estimaba las posibilidades reales del éxito de la petición?
L.M.: Recogimos un cantidad sustancial de firmas y nuestros voluntarios trabajaron tan duro como pudieron para juntar, clasificar y ordenar nuestras firmas. Estoy muy seguro de que habríamos recolectado las 600.000 firmas a tiempo y precisamente por eso decidimos revocar la iniciativa actual. Sin duda, en California hay suficiente apoyo a la independencia como para calificar la iniciativa para la votación. Sin embargo, no quería enturbiar nuestras posibilidades de salir victoriosos solo porque el autor de la iniciativa decidió irse a vivir a Rusia. Sería una negatividad innecesaria alrededor de la votación y al revocarla [a la iniciativa], restituyéndola por una nueva, aquella negatividad se elimina y la gente puede seguir adelante con una votación limpia.
– ¿Por el momento, la independiente República de California es más una utopía, un sueño ilusorio o un objetivo que puede ser alcanzado a cambio de un duro trabajo?
L.M.: Actualmente California es una república. Incluso lo reza nuestra bandera. Si la nueva petición bajo una nueva gestión recoge las firmas que fue capaz de recoger mi petición ―y la supera para cruzar la línea de meta― entonces los californianos votarán 'sí' o 'no' respecto a la independencia. Será un día histórico y victorioso para los partidarios del 'Calexit', pero solo será el primer paso hacia nuestra independencia. Será un paso pequeño para California, un salto enorme para la causa de la autodeterminación en Estados Unidos.
– En California vive una gran cantidad de migrantes de América Latina. ¿Cómo cambiaría su vida si el estado se convirtiera en un país independiente?
L.M.: Como un país independiente, California será capaz de servir mejor a todos los californianos, no solo a los latinoamericanos. Una California independiente será capaz de permitirse los servicios básicos que los latinoamericanos (y todos los californianos) merecen. Seremos capaces de garantizar el seguro médico para todos, de modo que nadie se vea obligado a declararse en quiebra por no poder pagar sus facturas médicas. Seremos capaces de asegurar que nuestros jóvenes puedan obtener la educación que necesitan para la economía del siglo XXI sin graduarse acumulando una montaña de deudas. Estos, entre otros, son asuntos importantes para los latinoamericanos en California… pero también son importantes para cualquier otro grupo demográfico.
Sin embargo, destacaría un ejemplo en cuanto a los cambios en la vida de los latinoamericanos en California. Cuando California sea un país independiente, facilitaremos las reuniones entre los familiares de ambos lados de la frontera. Hay muchos latinoamericanos en California que están separados de sus seres queridos por el sistema migratorio estadounidense y el muro fronterizo. Una California independiente derrumbará el muro y trabajará para reunir a las familias. Es una cosa humana y así son los californianos.
– Sobre el derecho a la autodeterminación también se pronuncian en Texas, donde el Movimiento Nacional, encabezado por Nathan Smith trata de alcanzar la independencia política y económica de la región. ¿Se puede vincular la actividad de las campañas para celebrar el referéndum de independencia en California y Texas con el resultado de las elecciones presidenciales en EE.UU.?
L.M.: Por supuesto, en torno a California se puede hacer esta suposición. Nuestra campaña para la independencia creció increíblemente después de las elecciones de 2016. No obstante, los texanos tienen una ideología que está más acorde con la de Donald Trump, por lo que su elección fue un alivio para la mayoría. Imagino que si hubiera ganado Hillary Clinton, el Movimiento Nacional de Texas habría crecido tanto como nuestro movimiento en California.
– Ahora vive en Ekaterimburgo y busca la felicidad en Rusia, pero al mismo tiempo mira hacia el futuro con la esperanza de volver a California. ¿Cómo va a desarrollarse la lucha por la independencia del estado bajo la actual Administración de Donald Trump?
L.M.: No puedo prometer que esto suceda durante la Administración de Donald Trump, porque él podría dejar el poder en menos de cuatro años y nuestra votación por la independencia no puede tener lugar antes de dos años. Si es reelegido, tal vez sea posible que California se independice antes de que abandone la Casa Blanca. Sin embargo, a mayor escala, el mejor camino hacia la independencia de California es a través de la disolución de Estados Unidos. Si esto sucede, no solo los californianos tendrán su propio país, sino también el pueblo de Texas. En el país hay muchos estados donde el deseo de ser libres de Washington vive y va creciendo. Creo que deberíamos reunirnos en Estados Unidos, darnos cuenta de que tenemos diferencias irreconciliables y acordar la disolución del país.
Entonces, California no solo será libre de restablecer la República de California, sino también de unirse con el pueblo de Nevada, Oregón, Washington, Alaska y tal vez Hawái, formando una gran República del Pacífico. ¡Imagínatelo!
– En una entrevista concedida a Bloomberg en diciembre del año pasado, usted comparó al país con el Titanic y la victoria de Trump en las elecciones con el choque del Titanic con el iceberg ["Creemos que el país es como un Titanic y la elección de Donald Trump equivale a la colisión del Titanic con el iceberg"]. No obstante, usted votó por Trump. ¿Qué le parecen sus primeros 100 días en el poder?
L.M.: Voté por Trump y me gusta cómo ha gobernado durante sus primeros 100 días. Espero que siga impulsando el bote porque probablemente tirará abajo todo el castillo de naipes. Por eso voté por él y espero que no me decepcione. Si derrumba el castillo de naipes, California no necesitará el permiso de Washington para convertirse en un país independiente… tampoco lo necesitará Texas.
– Volvamos a Rusia. En Ekaterimburgo ahora tiene otra vida, da clases de inglés y habla ruso muy bien. ¿Qué le parece esta nueva etapa?
L.M.: Siento que la vida en Rusia es más real, más auténtica. La vida en Estados Unidos es tan organizada, tan comercializada, tan materialista. La gente ahí es muy ignorante respecto a lo que está pasando en el mundo e incluso más ignorante acerca del papel que ellos desempeñan en lo que está pasando en el mundo. Creen que son la únicas personas libres en el mundo, pero yo me siento más libre en Rusia que en Estados Unidos.
Lo que más me sorprende es lo diferente que son los rusos y la vida en Rusia de lo que nuestro Gobierno nos muestra en EE.UU. en los medios, en nuestras películas. De verdad deseo que más estadounidenses pudiesen venir a Rusia para ver la Rusia real con sus propios ojos, como yo. Sé que EE.UU. y Rusia podrían acabar con este antagonismo innecesario entre nuestros dos países.
– ¿Qué ha aprendido en Rusia?
L.M.: Empiezo a despolitizarlo todo. Mi vida entera ha sido política y, como resultado, lo he analizado todo de manera muy política. Pero no es la manera en que todo en la vida debería ser analizado. Así que en Rusia estoy aprendiendo a vivir una vida más normal.
Alina Kulachkova