El punto de inflexión que ocasionó que Donald Trump despidiera al director del FBI, James Comey, fue su negativa a revelar de antemano a los asesores del presidente un testimonio que debía presentar ante el Senado hace una semana, según oficiales de la Casa Blanca. El presidente estadounidense y su equipo interpretaron el comportamiento de Comey como un acto de insubordinación.
"Esto dio la impresión de que ya no era capaz de cumplir con sus deberes", dijo un funcionario en condición de anonimato, informa Reuters. La agencia destaca que generalmente se permite que altos funcionarios conozcan previamente tales testimonios, como señal de cortesía.
La información en cuestión involucra la polémica correspondencia de Hillary Clinton y la supuesta injerencia de Rusia en el campo político estadounidense. Trump, que según los oficiales había acumulado durante meses su desaprobación a la labor del ahora exjefe de Inteligencia, expresó su descontento el mismo día de la audiencia.
"¡El director del FBI, Comey, fue lo mejor que le ha pasado a Hillary Clinton al darle un pase libre para realizar muchas malas acciones!", exclamó el presidente.
Durante su reunión con el Comité Judicial del Senado, Comey explicó los motivos de la reapertura de la investigación sobre los correos de Clinton una semana antes de los comicios y también el rápido cierre de la pesquisa. Los demócratas presentes volvieron a insinuar que precisamente ese paso jurídico había propiciado la victoria de Trump en las elecciones.