La reciente prueba de misiles balísticos realizada por Corea del Norte el domingo pasado, es "una manera de provocar al presidente Trump", según apunta Sreeram Chaulia, analista internacional y decano de la Escuela Jindal de Asuntos Internacionales en la ciudad de Sonipat (India).
De acuerdo con Chaulia, Piongyang "sondea el terreno" para ver hasta dónde puede llegar y da la impresión de que el líder norcoreano Kim Jong-un considera que los estadounidenses "no pueden atacar de manera creíble" a su país, a diferencia de lo ocurrido con Siria y Libia, "que habían abandonado sus programas de armas nucleares".
En una entrevista con RT, el analista ha indicado que Corea del Norte "se enorgullece" de sus armas nucleares y misiles balísticos de alcance medio. "Creo que, de alguna manera, provocan a Trump para que haga lo que siempre ha amenazado con hacer, es decir, usar la fuerza militar, lanzar un misil o un ataque preventivo contra Corea del Norte y ver por sí mismo cuáles son las consecuencias".
Chaulia explica que así los norcoreanos "tratan de empujar los límites" y enviar un mensaje provocativo: "No importa cuántos portaviones envíes, no importa con cuántas vallas nos rodees junto con tus aliados, al final del día, seguiremos desarrollando programas de misiles y armas nucleares".
Asimismo, el experto subraya que, a pesar del "clima favorable en Corea del Sur" creado por un nuevo Gobierno liberal "dispuesto a ofrecer acercamientos" a su vecino del norte, Kim Jong-un prefiere seguir provocando y desafiando a la comunidad internacional, "porque cree que ni siquiera China puede detenerlo".
Cálculos contradictorios
Washington sostiene que el misil lanzado el domingo representó una amenaza para Rusia, pero Moscú negó este punto, diciendo que el misil cayó a unos 500 kilómetros de territorio ruso.
Al comentar estos cálculos contradictorios, Chaulia argumentó que es poco probable que Corea del Norte haya desarrollado "misiles guiados con precisión". "Creo que están progresando gradualmente a través de pruebas y errores. Solo que, por lo general, se dirigen hacia Japón, pero esta vez se han acercado más a las costas rusas. No creo que esa haya sido la intención", concluye el analista.