Sesenta presuntos delincuentes supuestamente infiltrados en la Policía Municipal de Zihuatanejo, ubicado en la costa del estado de Guerrero, fueron detenidos tras ser desarmados por una coordinación de policías estatales, federales y el Ejército mexicano.
En una conferencia de prensa, Roberto Álvarez Heredia, vocero del Grupo Coordinación Guerrero (el cuerpo conjunto encargado de buena parte de las funciones de seguridad de la entidad), anunció que: "derivado de al supuesta infiltración y usurpación de funciones de individuos vinculados a la delincuencia en el cuerpo de la Policía Municipal de Zihuatanejo, el Gabinete de Seguridad Federal tomó la determinación de efectuar el desarme de los elementos de dicha corporación".
Además, las fuerzas de seguridad detuvieron a otros 42 individuos que no estaban acreditamos como policía pero fueron sorprendidos en las instalaciones municipales portando armas, uniformes e insignias oficiales, además de que otros 15 sujetos que reprobaron antes sus exámenes de control de confianza pero todavía se encontraban armados.
Guerrero es una de los estados más violentos del país; los asesinatos y desapariciones tienen los más altos índices y ha causado que hasta los cadáveres sobrepasen las capacidades de los servicios forenses. Policías municipales de lugares como Iguala y Huitzuco enfrentan cargos por estar supuestamente coludidos con grupos criminales como Guerreros Unidos y por haber participado en la desaparición de 43 estudiantes de la escuela Normal Rural de Ayotzinapa en 2016.
RT ha reportado casos de otros municipios donde las fuerzas estatales y federales desarman y detienen a los elementos de las policías locales supuestamente infiltrados por el narcotráfico. El tema es polémico, ya que podría violar la autonomía de los municipios.