La paz en jaque: El retorno de la violencia en Colombia está en manos de la Corte
Aunque parezca mentira, el mayor conflicto del proceso de paz en Colombia no es entre el gobierno y las FARC: es ahora en la Corte Constitucional.
El Alto Tribunal, después de haberle dado el sí al mecanismo para aprobar con celeridad la espina dorsal del acuerdo de paz -llamado 'fast-track'-, ha puesto un escollo en el camino que, según actores políticos de ese país, podría devolver lo andado y permitir el retorno a la violencia.
Este miércoles, Enrique Santiago, asesor jurídico de las FARC, dijo sin cortapisas a Semana que la Corte, al anular dos artículos del 'fast-track', habilitó al Congreso a modificar lo acordado entre el gobierno y la guerrilla: "El resultado es que del proceso de implementación podrán aprobarse normas que no reflejan lo acordado en La Habana". ¿Está en peligro la paz?
La Declaración Unilateral de Estado de cumplimiento del Acuerdo de paz ante Naciones Unidas, compromete a la Corte Constitucional pic.twitter.com/DEKC4Yafq7
— Iván Márquez (@IvanMarquezFARC) 22 de mayo de 2017
¿Quién viola el acuerdo?
El inesperado giro que ha dado el panorama no parece sencillo de superar. El líder de las FARC, Iván Márquez, ha advertido que dentro de las filas guerrilleras hay un "clima de desconfianza" no sólo por la lentitud en la adecuación de las zonas veredales, sino por la intriga que genera la postura de la Corte.
Humberto de la Calle, quien fungió como jefe negociador del gobierno con las FARC, calificó de "grave" que la Corte, ahora, pretenda abrir una puerta para que se modifiquen los términos del pacto alcanzado: "Enviar el mensaje de que la Corte va a revisar o a cambiar elementos centrales de lo que se acordó es un engaño frente al compromiso que tiene el Estado colombiano con el acuerdo de paz", dijo el lunes en entrevista con El Tiempo.
Ese boquete tiene que ver con dos cosas: la primera, que al vetarse el artículo 'h' se abre la posibilidad de que se cambie lo pactado; y al eliminarse el 'j' se ralentiza la discusión de las leyes porque ya no serán aprobadas en bloque sino artículo por artículo.
La agria actitud de partidos como el Centro Democrático, liderado por el dirigente de derecha y ex presidente de Colombia Álvaro Uribe, atizan la atmósfera de conflicto. A principios de este mes, el director honorario de esa tolda, Fernando Londoño, prometió que el primer "desafío" de esa fórmula era "volver trizas ese maldito papel que llaman acuerdo final con las FARC", al que no dudó en calificar de "basura".
El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, aseguró que el fallo de la Corte no afecta la seguridad jurídica del acuerdo y que no era "grave" el hecho de que las leyes no se aprueben ahora en bloque: "Lo que hace es más dispendioso el procedimiento pero si hay voluntad política, esto no debe tener ningún efecto", refiere Caracol.
Se hace imperioso que el gobierno cumpla su palabra y los plazos acordados. #FARC53Años#PazEsImplementaciónpic.twitter.com/aph6CPv9Qq
— Rodrigo Londoño (@TimoFARC) 24 de mayo de 2017
¿Y los tiempos?
Según los plazos pactados, a finales de este mes las FARC debían finalizar el proceso de dejación de armas y el despeje de las zonas veredales de transición (campamentos provisionales para los ex combatientes). Sin embargo, parece que no va a ser posible.
Las FARC, refiere Semana, aunque no han hecho un pronunciamiento oficial al respecto, admiten que "se ha cambiado de facto" el cronograma y el proceso podría dilatarse. El asesor jurídico de la guerrilla dijo hoy que no le preocupa tanto que se corran las fechas, sino que se incumpla la esencia de los acuerdos: "hay fuerzas oscuras que constantemente trabajan para no implementarlo y dejarlo en papel mojado y eso me parece desperdiciar un momento histórico para acabar con una guerra tan larga".
Para De la Calle, la piedra de tranca puesta por la Corte puede ser calificado como un acto de "perfidia", que amenaza con desatar nuevas violencias en un país que lleva más de medio siglo en guerra: "uno no puede desarmar una guerrilla y luego recomenzar discusiones como se propone ahora".
La esperanza de Santos es que la coalición de partidos que respalda el acuerdo de paz, que es mayoría en el Congreso, impida a la oposición extender demasiado los debates. No obstante, el precedente de aprobación de leyes -antes del fallo de la Corte- no permite ser muy optimistas: en seis meses aprobaron más de siete proyectos y quedan en el tintero más de quince esenciales. Por ahora, la pelota está del lado del poder legislativo. Y el tiempo corre en contra.
Nazareth Balbás