La paciencia de Serguéi Gnatovskiy, de 45 años, se vio colmada cuando encontró un escondite con heroína de su hijo adicto que le había prometido que iba a someterse a un tratamiento de rehabilitación. El hombre acudió a medidas drásticas para quitarle las ganas de consumir drogas para siempre: se inyectó la heroína hallada y estuvo a punto de morir de sobredosis.
"Le dije que si no paraba, haría lo mismo que él", confesó Gnatovskiy a 'The New York Post'. Oriundo de Ucrania, el hombre vive en Nueva York con su hijo Maykl, de 23 años. La madre del joven lo echó de su casa por ser drogadicto cuando era adolescente y desde entonces Serguéi intenta ayudar a su hijo como puede y está dispuesto a hacerlo todo para no perderlo.
Al encontrar a su propio padre tirado inconsciente sobre el suelo del salón de su apartamento este miércoles, Maykl se percató enseguida de que se trataba de sobredosis y procedió a los primeros auxilios. Hizo lo mismo que le había hecho su padre en cuatro ocasiones: lo sometió a la reanimación cardiopulmonar y utilizó el espray nasal Narcan del equipo de rescate de prevención contra sobredosis que tenían en casa.
Con la ayuda de los médicos, su padre se sintió mejor a día siguiente. "¡Estás loco, estabas a punto de morir!", recuerda Serguéi los gritos de su hijo asustado, quien confesó que después de este episodio no puede seguir haciéndolo y quiere ir a un centro de rehabilitación.
Ambos hombres corren el riesgo de desalojo por una pelea de Maykl con su ex y fueron notificados de que si el joven no abandonaba el apartamento hasta el 31 de marzo, Serguéi también tendría que irse. Asimismo, el padre intentó enviar a su hijo a un centro de rehabilitación, pero los intentos anteriores no dieron frutos.
"Si te pierdo, no sé [qué haré]. Mira lo que me hiciste hacer ayer. Te daré mi casa, mi coche, mi corazón. No quiero perderte", gritó Serguéi a su hijo, esperando que esta vez Maykl haya aprendido la lección de una vez por todas y no vuelva a acercarse a las drogas.