La basílica de San Clemente de Letrán en Roma, dedicada al papa Clemente I, constituye un fiel reflejo de la historia religiosa, política y arquitectónica de Roma de principios de la era cristiana hasta la Edad Media.
La actual basílica fue construida en el siglo XII, sobre los restos de una anterior que quedó destruida en 1084 tras el saqueo de Roma por las tropas normandas. No fue hasta bien entrado el siglo XIX cuando se descubrió que la basílica original descansaba sobre otra estructura anterior, de la época romana. Las investigaciones arqueológicas determinaron con sorpresa que se trataba una casa privada del siglo I, en la que había vivido el cónsul y mártir romano Tito Flavio Clemente, y los cristianos de la época utilizaron habitualmente como lugar de reunión clandestina.
Por todo ello, esta cosnstrucción es en si misma un fascinante registro arqueológico de varios siglos, pero además, los frescos que adornan la basílica inferior, del siglo XI, contienen un elemento de incalculable valor histórico: el primer documento en lengua vernácula, que ya comenzaba a sustituir al latín, es decir, el gérmen lingüistico del italiano actual.
Una historia curiosa con final...sorprendente
En una de las columnas, y a modo de viñetas, se halla representada la historia del patricio Sisinio y Clemente I. Recurrimos al relato resumido que hacen en el portal 'Historias de la Historia': "En el siglo I los cristianos era perseguidos y, lógicamente, los ritos y celebraciones se hacían en secreto y en casas privadas. Teodora, la mujer de Sisinio, se había convertido al cristianismo sin que se enterase su marido. Éste, desconfiado, decidió seguirla. Sisinio y sus hombres irrumpen en la casa y se encuentran a Teodora asistiendo a una celebración con Clemente I y otros cristianos. Intenta detenerlos pero, por intervención divina, Sisinio se queda sordo y ciego".
"Fili dele pute traite" (Figli di puttana tirate)Bella l'arte medioevale 😀 pic.twitter.com/5viVvv1k5f— Letiʑia Crociati 🎠 (@letiziacrociati) 2 de abril de 2014
Clemente terminó apiadándose de Sisinio, y acudió a su palacio para curarlo. Aún así, cuando llega, Sisinio ordena a sus sirvientes que lo capturen. De nuevo ocurre en la historia una graciosa intervención de Dios: los sirvientes, aún queriendo atrapar a Clemente, quedan confundidos y capturan en su lugar a una columna de piedra. Lo curioso es que en el fresco no sólo se representa la escena gráficamente, sino que también, y como si fuera un cómic, aparecen las palabras que dicen los personajes...y ese diálogo es el primer documento escrito en lengua vernácula. En la viñeta, se ve a los personajes que cargan con la columna de piedra: Carvoncelle, Gosmari y Albertel, y el propio Sisinio, a la derecha, dando las órdenes. "Falite dereto colo palo Carvoncelle" ("Empuja recto con el palo Carvoncelle"), y en la última viñeta, una frase en la que late con gracia todo el vigor y la vehemencia del futuro idioma italiano:"Fili dele pute traite", que significa, ni más ni menos, que "¡Tirad, hijos de puta!".