El aislamiento de Catar iniciado este lunes por varios países, la mayoría de ellos árabes, fue provocado en parte por los intentos de Doha de reemplazar a Riad como líder en el golfo Pérsico, creen algunos analistas.
De acuerdo con la imagen creada por los medios, Catar es un aliado tradicional de Arabia Saudita y EE.UU. y en su política sigue el ejemplo de sus socios. No obstante, Serguéi Demidenko, profesor asociado del Instituto de Ciencias Sociales la universidad rusa RANHiGS, considera que esta imagen del país es absolutamente injustificada. Y mientras Washington realmente mantiene buenas relaciones con Doha, Riad se convirtió en su principal competidor por la influencia en la región.
"Es poco probable que la política de aislamiento dé sus frutos"
"Las contradicciones entre Doha y Riad comenzaron durante la primavera árabe. Ambos países lucharon contra los regímenes seculares en la región, pero tal vez la primera controversia importante surgió en Egipto. Catar invirtió en el régimen islamista del presidente Mohamed Morsi 4.600 millones de dólares, mientras que Riad destinó 12.500 millones a apoyar al general Al Sisi, quien derrocó a Morsi", dijo a RT Demidenko, que añade que, por tanto, no es casualidad que Egipto se uniera a la confrontación contra Catar.
El escándalo es una consecuencia de las crecientes contradicciones de los últimos años
"Después de la represión del levantamiento chiita en 2011, Baréin se convirtió en un satélite de los sauditas. Y los Emiratos Árabes Unidos nunca han tenido una posición clara. El escándalo que vemos ahora es una consecuencia directa de las crecientes contradicciones de los últimos años. Riad solamente encontró un motivo", señala Demidenko.
Según el experto, Catar es un Estado muy ambicioso, cuyo dirigente, el emir Tamim bin Hamad al Thani, cuenta con el firme apoyo de la élite política de EE.UU. y el Reino Unido.
"Desde 2005, Catar se ha desarrollado muy bien. Económicamente, Doha, especializada en el suministro de gas, no depende de Riad, que vende principalmente petróleo", destaca Demidenko, quien agrega que "es poco probable que la política de aislamiento de Catar dé sus frutos". En cuanto a sus efectos sobre el mercado mundial, opina que la medida "tampoco va a tener un gran impacto".
Asimismo, Reva Goujon, subdirectora del programa de análisis global del centro Stratfor, escribió que Catar "carece de las tensiones étnico-religiosas internas y las inseguridades políticas de sus vecinos". "Este nivel de seguridad le permite a Catar mantener una posición independiente y no aceptar órdenes de Arabia Saudita o de los Emiratos Árabes Unidos. (...) Al ser el único actor importante en el mercado regional de gas, Catar ha encontrado un camino claro y una plataforma ideal de energía, lo que lo diferencia de los países vecinos", enfatizó Goujon.
¿Es posible una confrontación armada?
Por su parte, Demidenko cree que las contradicciones entre Arabia Saudita y Catar seguirán creciendo, pero asegura que la probabilidad de un conflicto militar "está completamente excluida".
Los estadounidenses no permitirán una guerra
"Los estadounidenses no permitirán una guerra. EE.UU tiene bases militares en Catar, Baréin y Kuwait. La presencia militar de EE.UU. en la región es muy grande, así que no puede tener lugar ninguna confrontación armada con Catar", considera el experto.
Washington tiene en la base aérea catarí de Al Udeid la mayor concentración de personal militar en Oriente Medio. La base, ubicada cerca de la capital de Catar, alberga a unos 11.000 militares estadounidenses.
Por el momento, Washington prefiere mantenerse al margen del conflicto. El secretario de Estado de EE.UU., Rex Tillerson, pidió a los países de la región unirse para solucionar la crisis y resolver sus diferencias. El presidente de EE.UU., Donald Trump, por su parte, se ha comprometido a mantener conversaciones con todos los países del golfo Pérsico en el marco de la crisis.