Venezuela: ¿Podrá la Constituyente derrotar a los violentos?

Mientras el Gobierno propone la Constituyente como un diálogo nacional, la oposición llama a seguir las protestas en las calles. Dos analistas exponen a RT posibles desenlaces al actual conflicto político.

El Gobierno de Nicolás Maduro está convencido de que la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) es la fórmula para despejar el camino de violencia.

"No es una elección de partidos políticos, de Gobierno-oposición, es una elección de Venezuela (…) Creemos que la forma más profunda de búsqueda de diálogo de Paz es la Asamblea Nacional Constituyente", declaró este lunes Jorge Rodríguez, alcalde de la ciudad de Caracas.

Mientras, la dirigencia más radical de la oposición no quiere saber nada de la Constituyente.

Durante una rueda de prensa transmitida por Vivoplay, el diputado Julio Borges dijo que la Constituyente solo quiere eliminar la democracia y por eso convocó al antichavismo a "seguir en plena rebeldía en las calles".

Plan

Eso supone, según un artículo escrito por el experimentado periodista José Vicente Rangel, el inicio de la segunda fase del plan opositor para derrocar al Gobierno bolivariano.

Por ello, los "organismos de inteligencia y contrainteligencia de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana trabajan sobre las nuevas formas de lucha de la derecha (…) Ahora la insurrección tiene una connotación definidamente armada y opera con una estructura copiada del paramilitarismo colombiano".

Jugada política

Con ese escenario sobre la mesa, la pregunta que ronda los actuales debates políticos en Venezuela es: ¿Podrá la Constituyente derrotar a los violentos?

El académico José Antonio Egido cree que sí, y además opina que permitirá al Gobierno bolivariano obtener otros beneficios.

"Pasar a la contraofensiva, dividir a esa oposición alejando a los violentos y acercando a dialogar a otros sectores. Pero también, replantear el mapa político y estabilizar la economía venezolana".

Consultado por RT, el doctor en ciencias políticas señala que "la violencia se terminará solo con una derrota estratégica a la derecha venezolana".

Para Egido, esa derrota se les pudo aplicar en abril de 2002, luego del golpe de Estado, pero en ese momento "Chávez los perdonó", luego ellos se crecieron. Parafraseando al libertador Simón Bolívar, a cada perdón siguió una traición.

Refiriéndose a los diferentes episodios violentos orquestados por la oposición antichavista, el académico apunta al núcleo del conflicto: "Venezuela tiene un drama, y es la oposición".

Los violentos

El comandante William Izarra, actualmente en situación de retiro, precisó que los planes para acabar con la Revolución Bolivariana datan desde el momento en que triunfó electoralmente Hugo Chávez, en 1999.

En entrevista con RT, el militar retirado asegura que "durante los últimos 18 años ha habido etapas violentas y en cada una de ellas se ha procurado la desestabilización. Ahora mismo estamos en una etapa que la oposición inició en 2013".

El año 2014, con el plan bautizado por Leopoldo López como 'La Salida', hubo un nivel alto de violencia, pero "fue derrotado".

No obstante, dijo Izarra, "el plan de liquidar al chavismo quedó en una etapa de latencia hasta que consiguieran nuevos puntos críticos que estimulasen una reaceleración de esos actos violentos".

Guarimbas 2017

Precisamente, este año 2017, con la adversa situación económica del país latinoamericano, la oposición se muestra particularmente violenta.

Para el excomandante "esa violencia se va a extinguir en esta fase, pero no va a desaparecer, seguirá latente hasta que la oposición encuentre un nuevo punto crítico que les permita reactivar sus fuerzas. Recordemos que en Venezuela la violencia es impulsada por actores locales, pero estimulada desde el exterior por el Comando Sur".

Izarra, quien también es académico, apunta hacia la Constituyente como una forma "de acabar con esta fase de violencia", permitiendo una nueva situación política y el avance del proceso revolucionario.

El cambio de estructura debe estar sustentado en la democracia directa como fase superior de la democracia participativa y protagónica; la producción basada en el bien común, en la autogestión colectiva (relaciones de poder y sociales) y la sustitución de elaboraciones conceptuales como progreso y el desarrollo, por una teoría de la emancipación.

¿Qué pasará con los dirigentes opositores que no participen en la Constituyente? William Izarra los mira con reservas.

"Ellos no desaparecerán, al igual que la violencia que generan, pasarán a estado de latencia, como ya ocurrió con la elección del Parlamento en 2010, cuando la oposición se negó a participar. Esos actores trabajarán, estoy seguro, en la creación de un nuevo momento crítico que les permita reinsertarse en el debate nacional".



Ernesto J. Navarro