En los últimos días ha aumentado drásticamente la actividad militar de los Estados miembros de la OTAN, lo que ha provocado la acción de los interceptores de la Fuerza Aérea rusa en dos ocasiones en un solo día y en puntos distantes.
Un caza ruso Su-27 despegó este martes para interceptar a un bombardero estratégico estadounidense B-52 cerca de la frontera rusa sobre el mar Báltico. Tras acercarse al objeto a una distancia segura, el Su-27 lo identificó como un bombardero estratégico estadounidense B-52, capaz de portar armas nucleares, y realizó un seguimiento del avión, según un comunicado difundido por el Ministerio de Defensa de Rusia.
Los Boeing B-52 Stratofortress, capaces de portar armas nucleares, forman una agrupación con otros aviones y 800 militares estadounidenses aproximadamente. Han sido enviados a la región báltica para realizar ejercicios conjuntos con sus aliados de la OTAN este junio en el mar Báltico, en el Ártico y a lo largo de las fronteras occidentales de Rusia.
Horas más tarde el mismo martes un interceptor pesado MiG-31 de la Flota del Norte rusa realizó un seguimiento de la aeronave antisubmarina P-3С Orion del Ejército noruego que volaba a los largo de la frontera rusa sobre el mar de Barents con el transpondedor desconectado, según RIA Novosti.
Rusia cree que los intentos de la OTAN de justificar los entrenamientos militares cerca de las fronteras con Rusia con un supuesto peligro ruso "conlleva un giro peligroso en la carrera armamentista", afirmaba un comunicado de la Cancillería rusa difundido a finales del pasado mes de mayo.
Según ha declarado en reiteradas ocasiones el presidente ruso Vladímir Putin, Moscú no se plantea atacar a nadie y esta suposición es "ridícula, absurda e impensable", con lo cual la alianza está "provocando" y tratando de "atraernos hacia una confrontación", señaló.