Este miércoles en el corazón de la Ciudad de México, investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) dieron a conocer el hallazgo de los vestigios del Templo de Ehécatl (dios del viento) y del juego de pelota, ubicado en el predio de la calle Guatemala 16, en el centro histórico, el cual ofrece un acercamiento al esplendor prehispánico de la antigua ciudad de Tenochtitlán.
Un elemento característico de muchas ciudades de Mesoamérica Prehispánica era el juego de pelota, que consistía en un estadio alargado donde destacaban dos aros de piedra muy estrechos en cada extremo. El objetivo era que un balón, en ese entonces fabricado con caucho y con un peso de más de cuatro kilogramos, atravesara el aro el mayor número de veces posible. El perdedor o los perdedores de esta ceremonia religiosa eran sacrificados, aunque en ocasiones –aseguran historiadores– este "deporte" también se practicaba con fines recreativos.
En los escombros también se localizaron distintos fragmentos de esculturas, algunos de ellos pertenecientes a una figura de la diosa Miquiztli, un símbolo que se relacionaba con "muerte" o "tristeza", uno de los axiomas más trascendentes del México antiguo. A unos cuantos metros del Templo de Ehécatl, se halló una plataforma del juego de pelota con una ofrenda de 31 conjuntos (completos e incompletos) de vértebras de personas jóvenes e, incluso, se presume que también cuerpos de niños.
Se trata del "nuevo rostro mexica", aseguró en conferencia de prensa, Eduardo Matos Moctezuma, fundador del Proyecto del Templo Mayor del INAH.
En entrevista con RT en Español, Matos Moctezuma, investigador emérito del INAH, destacó que el hallazgo coincide con "las crónicas de los frailes como Bernardino de Sahagún sobre el Templo Mayor", de manera que "la importancia de este descubrimiento es obvio, estamos ante la presencia de nuestro pasado en la antigua ciudad de Tenochtitlán". Durante el recorrido en el lugar, el experto aseguró que "la arqueología está ratificando lo que nos decían nuestros antepasados sobre el inicio de la sociedad mexica".
Por su parte, el arqueólogo Raúl Barrera Rodríguez aseguró a RT que el predio donde localizaron estas piezas arqueológicas [Templo de Ehécatl y el juego de pelota] fueron intervenidos "en diciembre del 2009, cuando los propietarios del Hotel Catedral –recinto que sufrió grandes estragos por el sismo de 1985, en la Ciudad de México– realizaron una excavación y hallaron estos vestigios". El INAH intervino de inmediato, aseguró Rodríguez, "y realizó una primera etapa de trabajos en abril del 2010, la segunda en el 2014 y finalmente en septiembre del 2016".
Las bases del Templo de Ehécatl, de 34 por 36 metros de longitud, datan de 1482 a 1502, años en los que gobernó el tlatoani Ahuízotl, quien de acuerdo con la historia de México, concluyó la edificación del Templo Mayor de Tenochtitlán dedicado a Huitzilopochtli, dios de la guerra y guía principal de los mexicas o aztecas desde el inicio de su peregrinación hasta su establecimiento en la ciudad que los catapultaría como el imperio más poderoso de Mesoamérica.
José Luis Montenegro