En la serie de entrevistas que ha concedido al director estadounidense, Oliver Stone, el presidente ruso, Vladímir Putin, habló sobre el islam, que pasa por ser la segunda religión más popular en Rusia. Stone preguntó a Putin si Moscú se convertirá en un califato, a lo que el mandatario ruso respondió que no lo permitirá.
"Miren, no vaya a ser que Washington se convierta en uno", añadió.
"Ninguna de las grandes religiones del mundo puede ser fuente del mal", aseguró Putin. En el islam hay muchas ramas y "vemos que entre las dos principales, entre los sunitas y chiítas, hay profundas contradicciones… Y creo que algún día tendrán que ser superadas", aseveró Putin.
En busca de un enemigo externo
Interpelado sobre la implicación en el golpe de Estado en Ucrania de organizaciones no comerciales vinculadas con el Gobierno de EE.UU. y el multimillonario George Soros, como la Fundación Nacional para la Democracia (NED), el presidente ruso se mostró categórico: "es verdad".
"No siempre logro entender la lógica de nuestros socios [en Washington]", dijo Putin en este sentido. A veces parece que EE.UU. busque a un "enemigo externo" para "hacerse obedecer y mantener la disciplina" en su así llamado "campo atlántico", explicó.
"En otras palabras, que EE.UU. puede mantener unida a la Europa proestadounidense unida y a la OTAN frente a un enemigo externo encarnado por Rusia", conjeturó Stone, a lo que Putin respondió: "sé y siento que es así".