El portaaviones de última generación USS Gerald R. Ford tiene problemas para que los aviones despeguen y aterricen en su cubierta: su sistema de frenado falla, a pesar de que triplicó su coste presupuestado hasta 961 millones de dólares, según documentos de la Marina de Estados Unidos obtenidos por Bloomberg News.
Mientras la Armada estadounidense trata de resolver ese problema, el buque construido por Huntington Ingalls Industries por 13.000 millones de dólares también es incapaz de lanzar cazabombarderos F/A-18 con tanques de combustible externos bajo sus alas, una desventaja que reduce significativamente el alcance y las opciones de sus aeronaves.
El director de la consultora naval FerryBridge Group, Bryan McGrath, señaló que una nave de ese tipo "solo es un aeropuerto flotante" cuya "clave" es su sección aérea, ya que de ella depende que la inversión en portaaviones de propulsión nuclear tenga sentido.
Por su parte, el director de programas de defensa en el Centro de Nueva Estrategia Estadounidense y ex oficial naval, Jerry Hendrix, sugiere que la Marina de Estados Unidos necesita renovar la composición de su ala aérea para justificar el enorme precio de los nuevos portaaviones clase Ford: "De lo contrario, ¿qué sentido tienen?".
El USS Gerald R. Ford (CVN-78), entregado a la Armada norteamericana este 31 de mayo, ha recibido elogios incluso del presidente de EE.UU., Donald Trump.