El Banco Popular se convirtió la semana pasada en la primera entidad bancaria intervenida por la Unión Europea (UE). Su actuación de madrugada para atajar una "situación de liquidez inviable" se saldó, en apenas unas horas, con la venta de la entidad afectada al Banco Santander por el simbólico precio de un euro. La operación fue ampliamente aplaudida por el Ejecutivo comunitario y el Gobierno español, que destacaron la rapidez con la que se había actuado para solventar la crisis y distanciaron la intervención del Popular de lo sucedido con Bankia, rescatada en 2012.
Ricardo García Zaldívar, economista y miembro de la directiva de ATTAC- España, ha concedido una entrevista a RT para hablar sobre esta intervención, que ha dejado muchas cuestiones abiertas, como la eficacia del nuevo marco europeo de supervisión bancaria y los problemas del sistema bancario español, que supuestamente habían sido resueltos.
RT: ¿Qué fallos se han producido para que el Popular se haya convertido en el primer banco intervenido de la UE?
R.G.Z: En primer lugar, hay que hablar de una mala gestión del banco por parte de sus responsables. Es evidente. El problema es que esto ha ocurrido sistemáticamente en las situaciones de crisis porque, de alguna manera, esta gestión siempre está más orientada hacia intereses particulares que al interés público.
En ese sentido, no hay que olvidar el contexto en el que se mueve el sistema financiero, tanto el español como el mundial, con una desregularización absoluta de los mercados, en los cuales, los especuladores campan sin ningún tipo de cortapisa.
Otro ejemplo es lo que ha sucedido hace unos días con el Liberbank. Han tenido que restringir una de las armas de destrucción masiva que opera en nuestro sistema financiero, que son las compras y ventas a corto, para tratar de parar los ataques de los especuladores. Es decir, todo el proceso que implica el que, en un momento determinado, una entidad, sea financiera o no, vea que el valor de sus activos cotizados se desploma porque hay ataques especulativos utilizando este instrumento de lo que se llama 'ponerse en corto'.
Por tanto, estos dos temas, una deficiente gestión por parte de los responsables bancarios más una situación de ley de la selva en el mundo financiero, son los que explican un poco la situación que se ha presentado a lo largo de los últimos años.
RT: La situación de la banca española no es peor a la de otros países europeos, como Italia e incluso Alemania, ¿sigue la UE el mismo rasero para toda la banca?
R.G.Z: No, claramente hay agravios comparativos porque esto es la ley del más fuerte. Si en un momento determinado esto se produce en un país como Alemania, donde uno de sus bancos más importantes ha estado y sigue estando en apuros, no se le aplica la misma medicina.
Eso es así porque tenemos una UE con un corte absolutamente neoliberal y con un corte en el cual, para su visión, este es el mejor de los mundos. Un mundo en el cual los mercados actúan de forma libre y determinan lo que hay que hacer y dónde hay que invertir, entre otros. Todo esto está totalmente alejado de la visión que nosotros contraponemos con lo que sería la actuación de una banca pública, que tiene otros criterios a la hora de dar créditos o a la hora de establecer prioridades de inversión.
Cierto es que tampoco son tontos. Se han dado cuenta del descrédito que han sufrido con las actuaciones de rescate previas, en las que al final acaba pagando el contribuyente, y han tratado de afinar un poco las intervenciones. Esta intervención dista mucho de ser un rescate, como podría haber sido hace 8 o 10 años, incluso menos, con el sambenito de que era el mal menor porque el sistema financiero y bancario podía poner en peligro toda la economía.
Ahora se ha optado por otra formas de intervención. Sin embargo, no está nada claro que al final no acabemos los contribuyentes pagando la pesada factura de una situación bancaria que tampoco está clara todavía. Es decir, todavía no sabemos si el Popular lo que tenía era un problema de solvencia o un problema de liquidez. Al principio se hablaba de un problema de liquidez, pero cada vez está aflorando más que había un problema de solvencia detrás.
RT: En el caso de Bankia, rescatada hace unos años, ¿cómo valoráis que ahora que empieza a tener beneficios el Gobierno se plantee privatizarla?
R.G.Z: Nosotros llevamos una campaña desde hace bastantes años diciendo que en España se ha desmantelado la banca pública que existía. Este no es un tema solo neoliberal, porque Alemania tiene una potente banca pública y Francia también, sino que es un caso especial, digamos, de esa ley de la selva a la que me refería antes, con la desregularización total del sistema financiero que ha sido aprovechado por los grandes grupos bancarios para, por ejemplo, 'bancalizar' las cajas de ahorros. La disculpa fue que las cajas de ahorros habían entrado en crisis, cuando la realidad es que esta crisis era de toda la banca, no solo de las cajas de ahorros.
La banca, hay que decirlo, en principio es un negocio ahora mismo escasamente rentable en lo que se supone que debe ser una banca, que es en la intermediaria financiera. Por eso, la banca se ha introducido en los mercados especulativos, para tratar de hacer dinero, y eso implica asumir un riesgo que después acabamos pagando muchas veces los ciudadanos y las ciudadanas.
Nosotros lo hemos dicho por activa y por pasiva. El hecho de que en estos momentos el Estado sea el accionista mayoritario de entidades financieras como Bankia, porque han sido rescatadas, nos proporciona la ocasión para que reconstruyamos una banca pública, que cada vez es más urgente y necesaria. A eso dedicamos una gran parte de nuestro esfuerzo, porque pensamos que, efectivamente, lo que la ciudadanía está pidiendo a nivel de creación de empleo, a nivel de consolidación de los servicios públicos y de derechos, no se pueden conseguir si los mercados continúan actuando de esta manera tan desregulada.
Evidentemente, el Banco Santander y el BBVA van a seguir llevando fondos allí donde obtengan el máximo beneficio. No les importa si con eso fomentan una especulación que nos pueda llevar a otra crisis. Pero es que, además, no solo es el Banco Santander o el BBVA, es lo que está detrás. Hay que hablar de estos conglomerados como BlackRock, que están detrás de estas entidades financieras españolas.
BlackRock es una entidad financiera que cada vez tiene más influencia en la sombra. Es la que asesoró al Gobierno español para la creación del SAREB, el banco malo. Además, y esto todavía es más sangrante, en el caso del Banco Popular tenía acciones en su momento que vendió antes de la quema para recuperar el dinero. Y ese mismo BlackRock está ahora entre los salvadores, porque forma parte del Banco Santander.
Es decir, que efectivamente tenemos un panorama en el que los parches son muchas veces no solo insuficientes, sino que también perjudiciales a medio y largo plazo. Por eso la cirugía es cada vez más urgente. Pero todo esto, ya que vivimos en una democracia, tiene que ser conseguido y arrancado por la presión ciudadana y popular, que es a lo que nosotros ahora mismo dedicamos la máxima prioridad; es decir, a conseguir que cada vez más ciudadanos y ciudadanas entiendan que el sistema bancario español tiene muchos problemas y que es necesario no solo una mayor regularización por parte del Banco de España y el Gobierno, sino que hacen falta otro tipo de medidas y de intervenciones más drásticas.
RT: Con Bankia fueron los preferentistas, entre otros, y con el Popular los accionistas. En ambos casos, fueron aconsejados por los bancos para finalmente perder su dinero. ¿Se repite una situación que ya debería estar superada?
R.G.Z: Por supuesto, pero con una salvedad, que es una vuelta de tuerca todavía más hacia la indefensión de la ciudadanía. Y es que tú ahora cuando llegas a un banco lo primero que tienes que hacer es firmar un documento en el cual tú reconoces que eres plenamente consciente del riesgo que estás corriendo. En caso contrario, no sigues adelante. Esto no ocurrió con las preferentes, por ejemplo, que daban un pequeñísimo margen de maniobra para reclamar judicialmente una mala gestión y una mala fe.
Pero estos documentos asumiendo todos los riesgos no son el único problema que tenemos ahora mismo, sino que, encima, están presionando para que se lleve a cabo una cosa que ellos llaman "educación financiera", favorecida por la gran banca y que tiene al Banco de España detrás. Es decir, quieren hacer llegar a los institutos información para curarse en salud, cuando en realidad el 80% de la población de este país no necesita educación financiera, lo que necesita son unas normas claras para que no le timen, para que no le engañen.
Aquí, quien tiene una posibilidad de perder un dinero ahorrado es una enorme minoría de la población, aunque está muy bien que esa enorme minoría de la población tenga sus derechos, como todos los ciudadanos. Pero la única relación que el ciudadano medio tiene con el mundo financiero son las deudas. En este sentido, realmente es como un 'recochineo', cuando encima hay una ofensiva para cuidarse todavía más en salud.
Esto nos lleva, en definitiva, al enorme poder que el mundo financiero, y en concreto la banca, ha conseguido en un país como España. Esto tiene que acabar. Y solo puede acabar desde abajo, desde la presión ciudadana.
María Jesús Vigo Pastur