Se dice que los caracoles son unos seres que siempre portan su 'casa' encima donde quera que vayan. No es que eso sea incierto científicamente hablando, sino que los biólogos han descubierto que los pequeños moluscos gasterópodos tienen una especie de 'sentido de casa' que los lleva mucho más allá de su concha (sin abandonarla, por supuesto).
El profesor de la Universidad de Exeter, Dave Hodgson, ha comprobado con una serie de experimentos que, cuando son desplazados de manera forzosa a decenas de metros, normalmente regresan a su área habitual. En ocasiones ello implica pasar días en camino, haciendo pausas para comer y descansar, pero también superando vallas de 2 metros de altura.
A casa para hibernar
Hodgson dedicó al tema un artículo, publicado en el 2014 en la revista 'Physica Scripta', que atribuye a los caracoles el mismo instinto de regresar a casa que tienen distintos animales vertebrados y en especial mamíferos domésticos. El ensayo admite la existencia de caracoles 'residentes' y no en cada terreno.
No es obligatoriamente lanzar un caracol a la máxima distancia posible, como en uno de los experimentos citados, dado que ellos mismos se alejan vagando bastante. Independientemente del método de 'ida', vuelven a su 'colonia' de vez en cuando durante la estación veraniega y definitivamente en otoño para hibernar.
Un nuevo experimento, que mejora el conocimiento de esta conducta, está descrito en un reciente artículo de 'The Telegraph'.
Carrera de colores
El biólogo recolectó (por separado) cuatro grupos de caracoles en los rincones de su finca experimental en el sur del Reino Unido y los marcó a todos con una pintura fluorescente no tóxica de cuatro colores. También trajo un quinto grupo desde la península de Cornualles. Colocó a todos en el centro de la finca y filmó cómo comenzaron a esparcirse.
La siguiente noche Hodgson encontró a casi a todos los caracoles con tinte azul en la esquina azul, y al resto en su color correspondiente. Sorprendentemente para el investigador toda la población proveniente de Cornualles se dirigió hacia el oeste: la dirección exacta a su territorio de origen.
El periódico destaca la relevancia de la investigación de cara a la creciente población de babosas y caracoles, tanto en el Reino Unido, como en la Europa continental y otras regiones del mundo. El descubrimiento demuestra que los moluscos son más 'inteligentes' de lo que se creía, algo que obliga a los horticultores a revisar su táctica de lucha contra la proliferación de este ‘pequeño enemigo’.