¿Al borde de la desaparición? "Hacer cine en México equivale a perder tu inversión"

La Época de Oro del Cine Mexicano se inició en el año 1936 con el estreno de la película 'Allá en el rancho grande' del productor Fernando de Fuentes. Algunos estudiosos del séptimo arte aseguran que la industria fílmica azteca se convirtió en una de las más prolíficas hasta 1956, debido a que ayudó a construir una cultura e identidad para los mexicanos e, incluso, cautivó a varios países en América Latina.

Adiós a Hollywood

En ello coincide Edgar Morín, doctor en Antropología por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien en una entrevista a RT asegura que, "a pesar de que en aquellos años el cine producido en Hollywood hacía referencia a la sociedad latina, esta misma comunidad no sentía la misma empatía que por las producciones realizadas en México, las cuales eran un rotundo éxito".

Entre las producciones más memorables de la Época de Oro se encuentran 'México de mis recuerdos' (1943), de Juan Bustillo Oro; 'Los tres García' (1946), de Ismael Rodríguez; 'Una familia de tantas' (1948), del cineasta Alejandro Galindo'; 'Doña Diabla' (1949), de Tito Davison; 'El rey del barrio' (1949), de Gilberto Martínez Solares, por mencionar solo algunas.

En su libro 'Ir al cine. Antropología de los públicos, la ciudad y las pantallas', la autora Ana Rosas Mantecón afirma que asistir al cine en las décadas de 1950, 1960 y 1970, era toda una experiencia que no excluía a los mexicanos por su nivel socioeconómico. Hoy en día, asegura en su obra, solo un 10% de los municipios del país cuentan con salas de proyección cinematográfica. El 90% restante no tiene ni una sola, recuerda la también investigadora.

Por su parte, Morín cree que "ha habido avances en el cine mexicano", pero asegura que "las producciones de Hollywood, las franquicias cinematográficas y la falta de incentivos gubernamentales para la industria ha provocado que se estanque el mercado local".

"Hacer películas en México equivale a perder gran parte de tu inversión tanto como marca o patrocinador como productor. El negocio de las salas de cine ya no es la cinta per se, sino la venta de alimentos y bebidas en dichos complejos. A esto, hay que añadirle que el boleto de cine en nuestro país es mucho más barato que en EE.UU. o algunas regiones de América Latina", agrega Morín.

Cuando se le cuestiona acerca de los gustos cinematográficos que han adoptado los mexicanos, el profesor de la UNAM responde: "El público es muy homogéneo; es decir, nos guste o no, Hollywood y las franquicias como las de superhéroes nos han acostumbrado a los 'grandes estrenos', pero solo eso. Las grandes historias ahora están disponibles 'on demand' y algunas más han regresado en formato de serie a la televisión", finaliza.

José Luis Montenegro